A pesar de un 2024 marcado por la recesión y el freno a la obra pública, el sector de la construcción muestra señales de optimismo de cara al 2025. El último sondeo realizado por la cámara que agrupa a los principales fabricantes de materiales de la Argentina, indica que el 44% de los encuestados cree que el próximo año traerá mejores oportunidades para el sector.
La encuesta de Opinión Construya que abarcó a 603 profesionales de la cadena de valor entre ingenieros, arquitectos, desarrolladores e inmobiliarias, reflejó las dificultades actuales, con un 67% de los encuestados reportando una caída en su nivel de actividad. Sin embargo, también destacó que el 21% logró mantener su nivel operativo y que un 10% incluso experimentó un crecimiento.
El Indicador de Expectativas Construya (IEC), que mide la percepción de los actores sobre el futuro de la actividad, revela que el optimismo está ganando terreno. A nivel nacional, el 44% de los encuestados espera un aumento en su actividad en los próximos doce meses, mientras que un 32% cree que se mantendrá en niveles similares y solo el 20% prevé una caída.
Entre los principales facilitadores, la construcción sigue siendo vista como un refugio de valor, destacada por un 33% de los participantes, especialmente entre desarrolladores y arquitectos. Además, el crecimiento de obras privadas figura como un motor clave para la recuperación del sector, impulsado por proyectos medianos y pequeños, que representan el 53% de la actividad.
El problema que más preocupa al empresario de la construcción: los costos
En términos de desafíos, el aumento de los costos de construcción continúa liderando las preocupaciones del sector, señalado por el 31% de los encuestados. Sin embargo, esta dificultad se equilibra con las oportunidades que ofrece la construcción como un método de ahorro seguro y rentable, una percepción que se mantiene estable desde abril.
Regiones como Buenos Aires muestran una tendencia similar, con un 41% de los encuestados que prevé crecimiento en su actividad en 2025. Este optimismo es respaldado por los pequeños desarrollos privados, las ampliaciones y refacciones, que han ganado protagonismo como alternativas ante la menor inversión en obras públicas.