Hace minutos, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) informó que la inflación correspondiente a noviembre alcanzó el 2,4%, consolidando una tendencia de desaceleración en los precios al consumidor. Este dato representa una marcada diferencia en comparación con los registros interanuales, donde el incremento acumulado llegó al 166%.
El resultado está alineado con las expectativas tanto del Gobierno como del mercado, que proyectaban cifras inferiores al 3%. En octubre, el índice de precios al consumidor había marcado un incremento del 2,7%, siendo este el menor aumento registrado en los últimos tres años, con un acumulado interanual del 193%.
Factores que incidieron para el mes de noviembre
La desaceleración observada en noviembre refleja una combinación de factores macroeconómicos y medidas adoptadas por el Gobierno. Entre los productos y servicios que presentaron las mayores alzas durante el mes se encuentran los combustibles, con incrementos de entre 2,8% y 3,2%, y las tarifas de servicios públicos como luz y gas, que subieron un promedio de 2,5%. Además, las prepagas experimentaron ajustes del 5%, mientras que en el sector educativo, los colegios privados registraron aumentos del 4,5% en la Ciudad de Buenos Aires y del 3,6% en la provincia homónima.
Sin embargo, estos incrementos se vieron parcialmente compensados por una política de ajuste más controlada del tipo de cambio oficial, que se mantuvo en un ritmo mensual del 2%. También influyó el menor impacto de las subas tarifarias y la reducción del impuesto PAÍS, que permitieron contener el avance generalizado de los precios.
Diferencias entre bienes y servicios
El comportamiento de los precios en noviembre exhibió diferencias significativas entre bienes y servicios. Mientras los bienes mantuvieron cierta estabilidad debido al control del tipo de cambio y a la baja de algunos impuestos, los servicios mostraron aumentos más acentuados, replicando lo observado en meses previos.
La carne, un producto clave en la canasta básica, comenzó a mostrar un repunte hacia el cierre del mes, lo que podría reflejarse con mayor intensidad en los datos de diciembre. Este factor, junto con otros incrementos estacionales propios de fin de año, podría generar nuevas presiones sobre el índice general.
Medidas económicas y proyecciones para diciembre
Desde el Gobierno, se destacan las medidas implementadas para afianzar esta desaceleración inflacionaria. La reducción de la tasa de interés dispuesta por el Banco Central y la posibilidad de recortar aún más el ritmo de devaluación mensual del dólar oficial —a lo que se conoce como crawling peg— son elementos clave en esta estrategia. El objetivo es reducir este ritmo al 1%, consolidando una mayor estabilidad en los precios.
El presidente Milei ha señalado que la contención de la inflación es un paso indispensable para avanzar hacia la eliminación del cepo cambiario y otras políticas estructurales. Desde el equipo económico también consideran que estos avances permitirán fortalecer el poder adquisitivo y la confianza de los consumidores.
Impacto en el consumo masivo e interno
A pesar de la desaceleración, el nivel general de precios sigue siendo elevado y continúa afectando el poder adquisitivo de las familias. Además, el aumento típico en la demanda durante el último mes del año, junto con ajustes en rubros estacionales como turismo y alimentos, podría representar un desafío para sostener la tendencia de baja inflacionaria. Cabe aclarar, de la notable disparidad del efecto sobre los precios en diferentes regiones del país.
El dato de diciembre será clave para evaluar si el Gobierno logró consolidar la inflación mensual por debajo del 3% en el corto plazo. Las políticas aplicadas y las señales enviadas al mercado serán determinantes en un escenario donde la estabilidad económica sigue siendo una prioridad.