Connect with us

Hola, qué estás buscando?

SOCIEDAD

El mito de la cuchara de plata para el Champagne

Algunos aspectos que es importante tener presentes a la hora de preservar la calidad de los vinos espumantes.

Champagne

El Champagne es un tipo de vino espumante que se originó en la región francesa homónima. Como es sabido, por legislación solo los vinos espumantes de aquella región puede ostentar el nombre de Champagne. Asimismo, su sistema de embotellado es producto de un método tradicional que se refinó con el paso de los siglos.

Por otro lado, la efervescencia propia de los Champagnes responde exclusivamente al dióxido de carbono (CO2). Este gas, a su vez, es un subproducto de aquello que en el mundo vinícola se denomina segunda fermentación o fermentación secundaria, la cual sucede dentro de la botella dotando al vino de burbujas que crean el característico fizz.

Un factor fundamental para preservar la efervescencia en los Champagnes es la temperatura del vino, ya afecta significativamente su habilidad de retener la carbonación. En efecto, mantener el Champagne refrigerado es esencial. Las bajas temperaturas ralentiza la liberación de dióxido de carbono, conservando las burbujas durante más tiempo una vez abiertas. Por otro lado, el Champagne caliente perderá su efervescencia más rápidamente a medida que el gas CO2 se expanda y escape más rápido a temperaturas más altas.

En la búsqueda por mantener el Champagne espumoso, la teoría de la cuchara ha suscitado mucho debate a lo largo del tiempo. Sin embargo ¿Qué tan efectivo eso?

El mito de la cuchara de plata

Es posible que en alguna ocasión se escuchara la sugerencia de ubicar una cuchara de plata en el pico de una botella abierta de Champagne con el objetivo de mantener las burbujas. La creencia es que el metal de la cuchara enfría el aire dentro de la botella, reduciendo la expansión de gas de modo que el vino preserve su efervescencia. No obstante lo cual, no existe evidencia científica que sustente este método o que demuestre su eficacia a la hora de preservar la carbonación del Champagne.

El físico Gérard Liger-Belair estudió la efervescencia del Champagne y los vinos espumantes, proveyendo información acerca de los factores que impactan en la preservación de las burbujas. Sus descubrimientos indican que una cuchara, así sea de plata o de acero inoxidable, no influye en la ralentización de la pérdida de dióxido de carbono. En cambio, lo que más importa para la retención de las burbujas es un sello o tapón hermético para prevenir la pérdida de gas y controlar la temperatura del vino.

El instrumento adecuado

La mejor opción para mantener las burbujas del Champagne es utilizar un tapón especializado o tapón para vino espumoso. Estos tapones están diseñados para crear un sello hermético, a menudo incluso mejor que el corcho o el sello de corona original. Después de abrir una botella de Champagne, mantener su calidad implica comprender cómo la exposición al aire afecta al vino y cómo debe refrigerarse de manera adecuada.

Al descorcharse la botella, el Champagne comienza a sufrir un proceso conocido como oxidación. Esta reacción química puede alterar el aroma del vino y su perfil de sabor. Ejemplares como el Prosecco, el Cava, y vinos espumantes de la región de Limoux son todos susceptibles a la oxidación al igual que el Champagne. Cuando la botella está abierta, moléculas como el oxígeno interactúan con los componentes del vino de modo que pueden perderse las burbujas características e incluso adquirir un sabor desvanecido.

Históricamente, el Champagne es sinónimo de celebración. Su asociación al lujo, la victoria y la festividad tiene profundas raíces en los protocolos sociales. Durante eventos significativos, tales como bodas, brindis y festejos deportivos, es habitual ver botellas de Champagne. A menudo, mientras mayor sea su calidad mayor será el prestigio de la ocasión. En cada una de aquellas ocasiones será fundamental tomar los recaudos necesarios para garantizar el buen estado de los vinos que han de halagar los paladares de los comensales.