El riesgo país argentino logró este lunes un hito histórico al caer por debajo de los 700 puntos básicos, alcanzando su nivel más bajo desde noviembre de 2018. Según el índice elaborado por JP Morgan, el referencial se ubicó en 681 puntos hacia las 15:30 horas, impulsado por un alza promedio del 1,1% en los bonos soberanos negociados en el Mercado Abierto Electrónico (MAE). Esta cifra representa un respiro significativo para el mercado financiero nacional y un respaldo a la gestión económica del gobierno de Javier Milei y Luis Caputo.
La última vez que el riesgo país alcanzó niveles similares fue el 19 de noviembre de 2018, durante la administración de Mauricio Macri, cuando el indicador marcaba 666 puntos básicos. Desde entonces, la inestabilidad económica y política había mantenido al índice en valores significativamente más altos, reflejando las dificultades para acceder al financiamiento internacional en condiciones favorables.
Con la llegada de Milei a la presidencia y la implementación de políticas económicas ultraliberales, como un ambicioso programa de blanqueo de capitales y un estricto control del gasto fiscal, el panorama comenzó a revertirse. Desde diciembre de 2023, el riesgo país ha caído 1.240 puntos básicos, lo que equivale a una reducción del 64,5% en menos de un año.
Los motores de la recuperación
Analistas atribuyen este descenso a varios factores clave. El economista Salvador Di Stefano destacó que “la eliminación del cepo cambiario será crucial para la recalificación de Argentina en los mercados internacionales, abriendo las puertas a una mayor demanda de activos financieros locales”. Según Di Stefano, la reciente suba de acciones y bonos refleja una consolidación de la confianza, aunque advierte que podría haber una toma de ganancias en el corto plazo.
Los bonos soberanos en dólares han mostrado un desempeño destacado en lo que va del año. El Global 2029 (GD29), por ejemplo, registra un aumento del 100% en su valor, alcanzando un máximo de USD 80, un nivel no visto desde su reestructuración en septiembre de 2020. La mejora en la cotización de estos títulos ha reducido los rendimientos implícitos, comprimiendo la brecha de tasas respecto a los bonos del Tesoro de los Estados Unidos, lo que explica en parte la caída del riesgo país.
Desde Adcap Grupo Financiero, los analistas resaltaron el “progreso significativo en las negociaciones con el FMI para un nuevo programa que incluiría financiamiento adicional”. Este avance, sumado a los planes del gobierno para flexibilizar las transacciones en dólares y avanzar hacia una eliminación gradual del cepo cambiario, ha reforzado las expectativas de los inversores internacionales.
El impacto de las reformas libertarias
El ministro de Economía, Luis Caputo, ha implementado medidas que buscan estabilizar la economía y devolver la confianza a los mercados. Entre ellas, el superávit fiscal alcanzado gracias a un estricto ajuste del gasto público y la desaceleración de la inflación han sido factores determinantes. En noviembre, la inflación mensual se ubicó en 2,4%, su nivel más bajo en más de tres años, lo que ha contribuido a fortalecer las expectativas de recuperación económica.
El blanqueo de capitales, una de las medidas insignia del actual gobierno, también ha sido clave en la atracción de inversiones y en la mejora del clima financiero. Según datos de Portfolio Personal Inversiones, el “precio ponderado por outstanding” de los bonos cerró en USD 67,80, marcando un nuevo máximo post-reestructuración.
Perspectivas y riesgos
A pesar de los avances, los expertos advierten que los desafíos no han desaparecido. Desde Rava Bursátil señalaron que, aunque los bonos soberanos y las acciones locales muestran una tendencia alcista, el mercado podría enfrentar presiones externas, como las incertidumbres económicas en Brasil o fluctuaciones en los precios de las materias primas.
Gustavo Ber, economista del Estudio Ber, subrayó que “el sostenido apetito de los operadores por los activos domésticos no ha dado espacio para respiros, pero es necesario mantenerse atentos a posibles correcciones”. Además, las negociaciones con el FMI y la implementación de reformas estructurales seguirán siendo determinantes para consolidar la recuperación.
En términos generales, los analistas coinciden en que el descenso del riesgo país refleja un cambio positivo en las expectativas económicas y financieras. Sin embargo, el éxito a largo plazo dependerá de la capacidad del gobierno para mantener la estabilidad macroeconómica y avanzar en su agenda de reformas, especialmente en un contexto global que podría volverse menos favorable.