El periodista Ezequiel Guazzora, conocido por su estrecha relación con el kirchnerismo y sus constantes apariciones como defensor de sus políticas, fue condenado a 10 años y 6 meses de prisión por delitos que lo colocan en el centro de uno de los casos más aberrantes de los últimos años. El fallo fue unánime y dictado por el Tribunal Oral en lo Criminal N° 24 de la Ciudad de Buenos Aires, marcando un duro golpe contra un personaje que utilizó su cercanía al poder para construir una fachada de impunidad.
Guazzora no es un desconocido en el ámbito judicial. Su historial incluye una condena previa de tres años de prisión en suspenso por acosar a una diputada y por coacción agravada, además de otra de seis meses por agredir a policías en 2021. Estas conductas reiteradas de violencia y desprecio por la ley lo habían colocado en el radar de las autoridades, pero fue este caso el que finalmente terminó con su fachada de intocable.
El tribunal lo encontró culpable de abuso sexual agravado por acceso carnal, lesiones leves y resistencia a la autoridad, delitos que subrayan una conducta sistemática de violencia y manipulación. A esto se suma la condena a la madre de la víctima, quien recibió 10 años de prisión como cómplice necesaria. De esta manera, consolidando un panorama de corrupción y degradación moral que excede lo individual.
El periodista llegó al juicio tras permanecer prófugo durante 67 días, luego de que la policía intentara detenerlo en agosto de 2023. En lugar de presentarse ante la justicia, optó por esconderse, cortarse el pelo y afeitarse para evitar ser reconocido. Fue capturado en octubre gracias a un trabajo exhaustivo de las fuerzas de seguridad, que incluyó análisis de llamadas y testimonios de testigos.
La conexión con el kirchnerismo: complicidad y encubrimiento
Guazzora utilizó su posición como periodista y su vínculo con el kirchnerismo para construir una imagen pública que lo protegiera de las denuncias. Su participación en las PASO 2023 como candidato en la lista de Guillermo Moreno refuerza la cercanía con sectores del oficialismo. Por otro lado, su discurso beligerante contra los críticos del kirchnerismo lo convirtió en un vocero polémico.
Las denuncias en su contra comenzaron en 2022, cuando la ONG Red Alto al Tráfico y la Trata (RATT) presentó pruebas que lo vinculaban al pago de 100.000 pesos a la madre de una adolescente de 14 años a cambio de mantener relaciones sexuales con la menor. Este hecho, que se concretó en su departamento en el barrio de Caballito, fue denunciado por la víctima tras ser internada en una clínica psiquiátrica.
Un discurso vacío y una defensa insostenible
Durante el juicio, Guazzora intentó victimizarse, acusando a la fiscalía de animosidad y calificando el proceso como un «partido de fútbol». Sin embargo, las pruebas y testimonios presentados, incluido el desgarrador relato de la víctima en Cámara Gesell, desarmaron cualquier intento de manipular el proceso.
El tribunal también ordenó que se incorporen muestras genéticas de Guazzora al registro nacional de datos vinculados a delitos contra la integridad sexual. Una medida que subraya la gravedad de los crímenes cometidos.
Un nuevo golpe al kirchnerismo
El caso de Guazzora refleja los horrores de los delitos por los que fue condenado. Además, también corre el telón de la complicidad de un sector político que permitió que figuras como él se mantuvieran en posiciones de influencia.
El fallo judicial envía un mensaje claro: la justicia puede alcanzar incluso a quienes intentan esconderse detrás de discursos ideológicos o vínculos con el poder. Este caso expone las sombras del kirchnerismo y la necesidad urgente de que la sociedad exija mayores estándares de ética y transparencia. Especialmente, en quienes se presentan como representantes de la ciudadanía.
