No hay dos sin tres. En las fiestas de fin de año en general, la gastronomía está estrechamente ligada a las bebidas de Navidad, donde brindis, festejos y recuerdos van de la mano. El papel que juegan en el menú navideño es muy importante y como tal, a modo de diseñar una carta de vinos, las familias eligen lo que van a tomar, y qué elegirán a la hora del brindis.
Por supuesto que la cultura de cada país tiene que ver, ya que en ella se reflejan las costumbres de cada uno, la idiosincrasia de los ciudadanos, la potencia que proyecta al mundo y algunos valores intangibles.
El “eggnog” lleva la delantera en cuanto a preferencias en los Estados Unidos. Se trata de una especie de cóctel o ponche, para adoptar un toque más popular, de huevo con crema, leche, azúcar, aderezado con un toque de nuez moscada, ron y bourbon.
El “sorrel punch” es para la zona del Caribe lo que el ponche es para México. Muy popular, está elaborado a base de hibisco seco, ron y especias. Ideal para degustar en un atardecer playero. En América Latina destaca el ponche de frutas tropicales y especias, aderezado con ron o tequila. Más mexicano, imposible.
En España
España sorprende con su “sangría de Navidad”, una especie de ensalada de frutas, con vino tinto, especias, al que, para lograr el efecto burbujeante, se le adiciona cava, nombre con que en España se llama al vino espumante, que surge de la elaboración a través del método tradicional, donde la segunda fermentación se produce en la botella.
Europa, y su larga lista de países, ofrece un mapa perfecto de las bebidas preferidas para acompañar estas fiestas. Y en esta carrera el vino especiado es el preferido. Conocido con diversos nombres como “vin chaud” en Francia, “mulled wine” en Inglaterra y “glühwein” en Alemania, es un vino especiado que se sirve caliente, que sienta de maravillas al clima invernal. El escenario natural son los mercados navideños, y en este contexto, el típico aroma especiado se esparce a través de los puestos donde se pueden encontrar regalos de todo tipo y una variada gastronomía.
La nieve contribuye a la escenografía sueca, donde el “glögg” sube la apuesta, incluyendo especias exóticas tradicionales, almendras y pasas, con vodka o aquavit (agua de vida), un destilado escandinavo fabricado a la vieja usanza, utilizando como primer elemento papa o distintos tipos de granos, aromatizándolo con especias y hierbas, como eneldo y comino entre los más característicos.
En los países nórdicos
Es justamente en los países nórdicos, la cuna de la aurora boreal, donde el aquavit está entre los licores preferidos para el invierno y para las fiestas. El fin es evidente, se trata de que su fuerte graduación alcohólica y el estilo que le dan las especias, para brindar una excelente opción de fin de año.
En Italia destaca el “vin brulé”, con su característico aire mediterráneo. El aporte de cítricos para refrescar el paladar como limón y naranja, complementa el sabor del vino, un complejo desafío.
La cerveza también tiene su protagonismo en los países flamencos, Bélgica y Países Bajos. Es necesario mencionar que las “christmas ales” sobresalen por los sabores maltosos y especiados. Estas bebidas fueron específicamente creadas para acompañar momentos en cenas festivas.
Un aroma evocador del inicio de las festividades de fin de año es la conjunción de canela con rodajas de naranjas, utilizando el calor del fuego como conductor de sus perfumes. En el rubro bebidas sin alcohol en los primeros puestos está el chocolate, que se sirve con distintas densidades, pero siempre conservando la intensidad de color.
La elección de las bebidas y su maridaje con los platos es cosa seria. Se trata de equilibrar sabores con aromas, recuerdos con ideas, pasiones con acciones. Es una muestra más de que en la era de las comunicaciones, en el mundo, las bebidas son las que mejor se encargan de ello.