En sintonía con los resultados de múltiples estudios e investigaciones llevados a cabo por una serie de profesionales tales como psicólogos, científicos y docentes, es posible trazar un mapeo de las causas principales por las que cada día más jóvenes caen en la adicción al juego.
En promedio, la edad de iniciación de los jóvenes en el juego ronda los 15 años. Sin embargo psicólogos y psiquiatras especialistas en adicciones reciben cada día más consultas por chicos a partir de los 12 años de edad. El modus operandi tiende a ser esencialmente el mismo: los jóvenes elaboran un perfil falso empleando los datos personales de la madre, del padre o de quien sea y utilizan dinero que en la mayor, parte de los casos, estaba destinado para otros gastos.
Por otra parte, un docente en la carrera de Ciencias de la Educación por la Universidad Nacional de La Plata y magíster en Psicopedagogía por la Universidad de Barcelona, César Barletta, declaró para un medio de la UNLP que el crecimiento en el número de jóvenes que enfrentan algún tipo de adicción al juego, en cualquiera de sus grados, responde esencialmente a la vía libre del sector que conceden los distintos cargos de los gobiernos, el incremento del gasto en materia de entretenimiento, el cambio notable de la percepción social acerca del juego, la publicidad incesante e intensiva y el sponsoreo en eventos deportivos.
El cambio de paradigma
Las apuestas y los juegos de azar gozan de la particularidad de ser amparados legalmente en Argentina, por lo que en esencia no se está haciendo nada ilegal. A ello también debe sumarse que, cuando algo legal se publicita, se incrementa su consumo. Precisamente, bajo esa lógica, terminaron de prohibirse las publicidades de tabaco en la televisión argentina.
Por otro lado, para la juventud de esta generación está naturalizado el uso de pantallas. En efecto, es evidente el modo en que cada vez, desde edades más tempranas, se les da un celular u otro dispositivo similar a los niños y empiezan a tener todo a través de una pantalla. Como agravante, la irrupción de la pandemia naturalizó la virtualización de muchas de las actividades que antes eran exclusivamente presenciales, desde la educación hasta la recreación. Antes del año 2020, los adolescentes interactuaban en los barrios, en las plazas, en los clubes. Ahora, juegan en sus casas o en las escuelas a través de las pantallas.
Otra circunstancia a considerar es que los adolescentes hoy en día disponen de cierta independencia con el dinero, de modo que existe la tentación de gastarlo en las apuestas en línea. Sin embargo, es importante destacar que si tienen menos de 18 años y apuestan, estarán faltando a la ley, porque ineluctablemente deben ser mayores de edad. Es por esa razón que, en primer lugar, caen en la falsificación de datos y documentos, lo cual, dicho sea de paso, constituye otra falta a la ley. En esencia, los jóvenes, igual que ocurre con los jugadores patológicos, apuestan lo que ganan hasta el punto en que empiezan a perder. Allí es cuando surge el vínculo tóxico con el juego, en otras palabras, aquello que se denomina como ludopatía, la cual tiene como condición inexorable la pérdida.
