Con las fiestas de fin de año tan incipientes, uno se ve obligado a optar entre las muchas opciones que ofrece el mercado en términos de cada tipo de vino espumante. La producción de vinos espumantes implica, de manera obligatoria, la acumulación de gas sometido bajo presión en lo que, en principio, sería un «vino base» o, preferentemente, un blend de vinos base.
Los métodos de obtención más comunes tienden a ser variopintos pero, no obstante, significativos. Igualmente, siempre termina resultando más relevante la técnica antes que cualquier otro aspecto.
Cada ejemplar dentro de la mayoría de los vinos espumantes responden al inicio de una segunda fermentación. Ello supone, de manera inevitable, una producción de dióxido de carbono.
Del mismo modo, muchos productores consideran a la hora de elaborar un vino espumante algún modo de retener aquel gas disuelto a presión en el vino al mismo tiempo que se pretende prevenir el surgimiento de sedimentos. Lo fundamental para la calidad eventual del vino, no obstante, radica en la nobleza y el carácter del blend de vinos base.
Cómo se lleva a cabo un blending
Los vinos que resultan más apropiados para el proceso de elaboración de espumantes suelen no constituir la mejor alternativa para su consumo en un estadío primigenio. Efectivamente, tienden aQ resultar en vinos con grados muy por encima del promedio acidez y, en contraste, muy levemente saborizados.
Muchos expertos en materia de enología y sommeliers argumentan que la austeridad de la base que se utiliza en la región de Champagne, el Coteaux Champenois, es el secreto que yace detrás de su afamada gasificación.
Sin embargo, la circunstancia de que el equilibrio es crucial para elaborar un vino base exitoso con proyección al desarrollo de espumantes no resulta exclusiva de los productores de Champagne. Si bien es cierto que existen algunos varietales más que dignos de vinos espumantes, un buen vino nunca va a saber puntualmente igual a la base sumada al agregado del gas.
El mero propósito de producir vino espumante es conseguir un producto en el cual, la suma de sus elementos resulte superior a las partes. Aquellos quienes aspiran a crear un buen vino espumante deberían conocer a fondo el hecho de que cualquier mínima falla en el vino base se acrecentará como resultado del proceso de gasificación.
Las uvas que se destinan para la producción de vinos espumantes tienden a ser recolectadas con mucho menos valores de mosto. Es decir, con menos cantidades de azúcar que aquellas reservadas para la producción de vino propiamente dicho. De hecho, en el estado de California, la cosecha tiene lugar a mediados, e incluso a principios, de agosto (es decir, a finales del verano septentrional) para uvas Pinot Noir y Chardonnay destinadas a la preparación de vino espumante.
