Un reciente estudio reveló un alarmante panorama sobre la situación económica de los jubilados en Argentina y que preocupa gravemente al presidente Javier Milei. Según el informe, uno de cada tres jubilados (30,8%) vive en situación de pobreza, lo que representa un aumento de 17,6 puntos porcentuales en comparación con el 13,2% registrado en el primer semestre de 2023. Este incremento implica que más de 542.000 jubilados han caído en la pobreza durante el último año, un dato que refleja un deterioro significativo en las condiciones de vida de este segmento de la población.
El informe, elaborado por los investigadores Eduardo Chávez Molina, José Rodríguez de la Fuente y Mariana Sosa, analiza el impacto de la pobreza en distintos sectores de la sociedad. Resalta que grupos tradicionalmente considerados más protegidos, como los asalariados formales y los jubilados, ahora enfrentan niveles de pobreza alarmantes.
En el caso de los jubilados, a pesar de ser el grupo etario con menor incidencia histórica de pobreza, el impacto económico del último año ha provocado un crecimiento exponencial de esta problemática, exponiendo la fragilidad del sistema de ingresos de los mayores.
Pobreza en el ámbito laboral: una tendencia creciente
El estudio también resalta que la pobreza no solo afecta a los sectores más vulnerables, sino que ha crecido entre los trabajadores formales. En ramas como comercio, construcción, industria manufacturera y servicios de alojamiento y comida, la pobreza entre asalariados formales muestra una tendencia ascendente.
Entre los subocupados, es decir, quienes trabajan menos horas de las deseadas, la pobreza pasó del 40,9% en 2016 al 67,1% en 2024. Por su parte, los ocupados plenos (trabajadores con jornada completa) vieron cómo la pobreza aumentó del 17,4% al 37,9% en el mismo período. En tanto, los sobreocupados (quienes trabajan más horas de las establecidas) también experimentaron un incremento, del 20,2% al 44,4%.
Impacto de la pandemia y deterioro generalizado
Los autores del informe destacan que el deterioro en las condiciones económicas de los trabajadores se aceleró a partir de 2020, coincidiendo con la crisis provocada por la pandemia de COVID-19. Esto llevó a una caída en los ingresos reales y a un deterioro en las condiciones laborales para todos los niveles de ocupación.
Además, se evidenció una reducción de la brecha entre trabajadores formales e informales, aunque por razones negativas: el deterioro salarial de los formales los acerca a los niveles de pobreza de los informales. Actualmente, el 64,3% de los asalariados informales vive en la pobreza, frente al 27,8% de los formales. Sin embargo, el aumento de la pobreza ha sido más acelerado entre los trabajadores formales.
Un golpe transversal a todos los sectores
El inicio de 2024 marcó un golpe generalizado de la pobreza. En el último semestre, los asalariados formales pobres aumentaron un 50% (+740.000 personas) y los informales pobres crecieron un 27% (+513.000 personas). Estos datos reflejan una tendencia preocupante: el deterioro económico ya no distingue entre sectores históricamente protegidos o más vulnerables, sino que impacta transversalmente en todos los estratos de la población trabajadora.
La situación coloca al gobierno de Milei ante un desafío monumental: revertir una tendencia que, según los especialistas, refleja no solo problemas estructurales, sino también un deterioro agudo en el corto plazo, que amenaza con perpetuar la vulnerabilidad económica de millones de argentinos.