En un controvertido giro diplomático, el autoproclamado presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, habría planteado la liberación de la dirigente social argentina Milagro Sala como condición para facilitar el exilio de seis opositores venezolanos asilados en la Embajada Argentina en Caracas.
Según información publicada por El Tiempo, la propuesta de la administración chavista incluiría el intercambio de los refugiados políticos bajo tutela del gobierno de Brasil por dos personas vinculadas al régimen, actualmente detenidas fuera de Venezuela.
El rol del canciller colombiano
La revelación provino del canciller colombiano, Luis Gilberto Murillo, quien confirmó que en el marco de las negociaciones lideradas por el presidente Gustavo Petro, Maduro habría solicitado salvoconductos para el expresidente ecuatoriano Jorge Glas y una persona detenida en Argentina, descrita como “muy cercana” al mandatario venezolano.
El vínculo de Milagro Sala con el chavismo
Milagro Sala, líder de la organización Tupac Amaru, fue detenida en enero de 2016 en Jujuy bajo cargos de instigación a cometer delitos y sedición, tras un acampe en protesta contra el gobierno del entonces gobernador Gerardo Morales. Posteriormente, las acusaciones se ampliaron a asociación ilícita, fraude y extorsión, derivando en una condena de 13 años de prisión ratificada por la Corte Suprema en 2022, en el marco de la causa “Pibes Villeros”.
El vínculo entre Sala y el régimen chavista no es nuevo. En 2017, la dirigente fue condecorada con la Orden Libertadores y Libertadoras en segunda clase, reconocimiento otorgado por Maduro como símbolo de apoyo frente a lo que calificó como “suplicio y tortura” infligidos por la “oligarquía argentina”.
“Esta condecoración se la entregamos a Milagro Sala, una mujer que lleva el espíritu de las guerras libertadoras de nuestro continente”, expresó Maduro en ese momento. El galardón fue recibido en Caracas por María Carolina Arribi, integrante de la Tupac Amaru.
Implicancias internacionales
El caso pone de manifiesto las complejas dinámicas entre los gobiernos de la región, particularmente en temas de derechos humanos y extradiciones. Mientras el gobierno argentino enfrenta la presión internacional por la situación de Milagro Sala, los opositores venezolanos asilados en Caracas permanecen en un limbo político y jurídico.
Este episodio subraya las tensiones entre los países sudamericanos y el impacto que decisiones diplomáticas de alto perfil pueden tener en los contextos internos de cada nación. La postura oficial del gobierno argentino aún no ha sido confirmada, dejando abiertas múltiples interrogantes sobre el desarrollo de las negociaciones.