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VIDA Y ESTILO

Menú de Navidad con sabor a vino: un recorrido por el mundo

Así como la familia se reúne en torno a la mesa, de la misma forma los alimentos adquieren protagonismo, seguidos, por supuesto, de las bebidas.

Navidad

Navidad es la fecha que marca el calendario festivo por excelencia. Son fiestas familiares, donde los aromas y sabores, las costumbres y los recuerdos se conjugan para armonizar un tablero de emociones. El menú de Navidad cobra notoriedad, no solo la carta de bebidas sino la lista de ingredientes que forman parte de los platos que lo integran.

Así como la familia se reúne en torno a la mesa, de la misma forma los alimentos adquieren protagonismo, seguidos, por supuesto, de las bebidas. Espumantes, cavas, sidras y vino van primeros en la lista. Solos o como ingredientes estrellas del menú festivo, aportando sofisticación y una chispa de creatividad.

Comencemos por la cuna de la alta cocina, Francia. El país galo hace gala de un clásico: “coq au vin”, sello de las veladas navideñas. ¿En qué consiste este plato? Es un pollo o gallo cocinado con vino tinto, con guarnición de verduras, hierbas, a veces champignones, panceta y echalotes o minicebollas. La mejor forma de prepararlo es respetando el tiempo, a fuego lento para que absorba el vino y los condimentos.

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Como postre se sirven el buche de Nöel y las peras Belle Hélene, que con el licor que contienen aportan un toque dulzón. Se destaca, entre los vinos, el sauternes, un excelente maridaje con platos dulces y salados y por qué no, agridulces.

La península itálica nos brinda el toque mediterráneo característico. Como muestra está el risotto al prosecco, ideal para el esquivo clima invernal, contando con que el prosecco es el espumante seco o extraseco de la variedad glera. Como corolario tenemos el tiramisú, italianísimo postre, que lleva queso mascarpone y un toque de amaretto o marsala, vino tipo oporto, fortificado, de la ciudad de Marsala, en Sicilia.

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Alemania se destaca con su «glühwein«, vino especiado caliente, alma máter de los mercadillos navideños, ideal para las gélidas temperaturas que rondan esta época del año. Infaltables el «stollen«, especie de pan dulce con frutas al licor, y las galletas con ron.

España tiene sus carrilleras al vino tinto, con cocción a fuego lento, y el pavo trufado al jerez, centro de las mesas navideñas. Este manjar es una mezcla del toque aromático del famoso vino fortificado de Andalucía.

En las islas británicas, el rey de los postres es el «Christmas pudding», un bizcocho de color oscuro y especiado, rociado con brandy y flambeado durante el servicio, es un viaje de ida. Pero también tenemos los «mince pies», también con brandy, esta vez con la manteca como ingrediente, no acercan a las memorias de viejas épocas, especialmente las celebraciones medievales.

Los clásicos de Navidad en Latinoamérica

Cruzando el Atlántico, en Latinoamérica, el ponche es tan popular en México que no tiene competencia. Para intensificarlo se puede agregar tequila o brandy. Puede ir acompañado de flan de rompope, un flan al que se le agrega rompope, una bebida hecha de yemas de huevo, vainilla, y en la mayoría de los casos lleva un toque de licor, que puede ser brandy o ron.

Llegamos a Chile donde la cola de mono es la bebida más tradicional para las fiestas, una bebida que tiene como ingrediente estrella aguardiente, con leche y café. Se lo suele servir acompañado de empanadas de frutas secas, de galletas o de dulces.

En Argentina, el malbec tiene su propio helado, un sabor que va ganando adeptos según pasan los años. El vino tinto también suele acompañar las mesas navideñas, si es malbec o un blend integrado por esta cepa, mejor. El vino une, reúne y congrega, por eso incorporarlo a los platos navideños no hace más que sellar esta participación. Cada país tiene sus costumbres, pero más allá de ello, la evocación de recuerdos y el deseo de lo nuevo mantienen viva la tradición de la Navidad y el Año Nuevo.