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«No sé cómo salí»: el crudo testimonio de futbolistas que sobrevivieron a 20 años de la Masacre de Cromañón

Cuatro recuerdos de sobrevivientes de la tragedia que jugaban o se dedicaron al fútbol.

Cromañón
Foto de Agustina Donato

Este 30 de diciembre se cumplen 20 años de una de las grandes tragedias que vivió Argentina. La Masacre de Cromañón, cuando el incendio en el recital de Callejeros dejó un saldo de 194 víctimas fatales. Entre las historias de sobrevivientes hay de jugadores y exfutbolistas, que a dos décadas del hecho, recordaron aquella noche trágica y cómo pudieron salir.

«Atiné, por instinto, a ir a la misma entrada. Había quedado medianamente cerca de ahí. Por suerte me dirigí a ese lugar. A pesar de que las puertas esas tampoco estaban abiertas. Se abrían para adentro. Se empezó a generar un amontonamiento y fue más difícil abrir la puerta para adentro. Quedé contra una espalda, sin poder moverme», recordó por un lado Agustina Donato, jugadora de All Boys, que por entonces tenía 15 años, en diálogo con TyC Sports.

«No podíamos salir. Veía el humo que bajaba. Ya no podía respirar, me dejé caer… Perdí el conocimiento. No sé decir el tiempo, pero debe haber sido muy poco. Cuando recobro el conocimiento, sigo parada y un poquito más adelante y alguien me está sosteniendo. Me tenía un chico agarrado contra una columna. Supongo que no me caí por eso. Cuando yo lo miro, me dijo ‘quedate tranquila que ya salimos’. Nos quedamos ahí. Al día de hoy, no sé quién fue ese chico. Nunca más lo volví a ver, no lo recuerdo tampoco», relató Donato.

«Cuando arrancó el show, todos empezaron a saltar las vallas. Hice 20 metros, no llegué ni al medio de la pista. Justo vi el fogonazo y al toque se cortó la luz. Quedó todo oscuro. Era recordar dónde estabas y el recorrido, pero con el griterío era difícil. Igualmente, no tuve ni tiempo de pensar. Me empezó a llevar para atrás la gente a los empujones y salí a los 15 segundos. La gente se iba cayendo muy de golpe», contó a su vez Hernán Luzzi, quien por entonces era jugador de Lamadrid y había ido al recital al igual que su compañero de equipo, Damián De Luca.

«En dos segundos, levanté la cabeza dos veces y ahí sí, ya se había visto fuego. Tuve la suerte, no sé cómo llamarlo, que me agarró como si fuese una corriente en el medio del mar, que fue directo para la salida», dijo De Luca a TyC Sports. «A mí me quedó grabado tener que buscar a los pibes en la vereda, donde estaban poniendo a todos los que no aguantaron. Tener que buscar ahí, con la desesperación de que podés encontrar a alguien… Eso es imposible sacártelo de la cabeza».

«Antes del recital se tiraron bengalas, candelas y Omar Chabán dijo que dejemos de hacer eso porque nos íbamos a morir todos, que iba a pasar lo mismo que pasó en el shopping de Paraguay. Realmente no le di importancia. Yo sólo quería ver a Callejeros», contó a su vez Cristian Pereyra, preparador físico del equipo de futsal de Arsenal, a Olé.

«Veo esa chispa pero se prende fuego por completo el techo. Ahí me agarró la desesperación de no saber qué hacer. Estando ahí se apaga la luz y empiezo a tragar mucho humo y me desmayo. Fueron segundos. Hasta el día de hoy no sé cómo salí. Aparecí a la vuelta, en una dársena de colectivo a baldazos de agua fría», recordó.