La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, no tuvo reparos al enfrentar al fiscal general del régimen dictatorial de Nicolás Maduro, Tarek William Saab, quien en una entrevista con Infobae negó aportar información sobre la ubicación de Nahuel Agustín Gallo, el gendarme argentino secuestrado en Venezuela. Saab, quien lleva más de siete años proporcionando el andamiaje legal a uno de los regímenes más represivos del mundo, acusó a Gallo de integrar una supuesta conspiración internacional, sin ofrecer pruebas o detalles más que sus propias declaraciones.
Bullrich no dudó en calificar sus declaraciones como «una mentira tras otra» y acusó al régimen venezolano de utilizar a ciudadanos como «rehenes» para proteger su régimen corrupto y dictatorial.
La respuesta de la ministra: un régimen que persigue a los «enemigos»
En sus declaraciones, Bullrich desmintió rotundamente las afirmaciones de Saab, subrayando que las fuerzas de seguridad argentinas siguen procedimientos claros al salir del país, que incluyen el registro de los viajes de sus efectivos. Aseguró que, en lugar de querer protegerse, el régimen venezolano está utilizando a personas como Gallo para fortalecer su control autoritario. En este sentido, Bullrich no dudó en calificar la acción de Saab como parte de una estrategia de «persecución política», afirmando que el fiscal no cumple con su rol de impartir justicia, sino que actúa como un defensor de un régimen dictatorial.
«Este criminal no tiene ninguna objetividad. Su rol no es el de un fiscal imparcial, sino el de un perseguidor de los enemigos del régimen», sentenció Bullrich, refiriéndose a Saab como una pieza clave del aparato represivo que en Venezuela persigue, encarcela y tortura a aquellos que se oponen al régimen de Nicolás Maduro.
El régimen de Maduro: destructor sistemático de los derechos humanos
El fiscal general venezolano es una de las figuras más poderosas dentro de un sistema que ha sido señalado mundialmente por las peores violaciones de derechos humanos. La represión contra opositores, la censura, la tortura y el encarcelamiento de personas inocentes son moneda corriente bajo su mandato.
Saab, al igual que otros altos funcionarios del régimen, ha sido instrumental en sostener a Maduro en el poder a través de un sistema judicial corrupto y politizado, donde la imparcialidad es inexistente. La detención de Gallo y las acusaciones sin fundamento que lanzó Saab son solo un ejemplo más de cómo este régimen maneja la justicia a su antojo, en un país donde los derechos fundamentales están completamente vulnerados.
La actitud antisemita de Tarek Saab: otro ataque a los valores democráticos
Además de sus falsedades respecto al caso de Gallo, Saab realizó comentarios antisemitas sobre el canciller argentino Gerardo Werthein, un ataque más a los principios democráticos de libertad y respeto. El fiscal venezolano criticó la decisión de Werthein de jurar sobre la Torá, una práctica que, según Saab, debería ser motivo de rechazo. «El comentario antisemita contra nuestro canciller es inadmisible», replicó Bullrich, quien subrayó que en Argentina todos pueden expresar sus creencias, pero que lo esencial es jurar ante la Constitución Nacional, que es la piedra angular del sistema democrático del país.
Este tipo de comentarios revela la intolerancia y el desprecio que el régimen de Maduro tiene hacia cualquier forma de disidencia o pluralismo, no solo en su propio país, sino también hacia otros países democráticos. La retórica antisemita y el ataque a las instituciones de Argentina demuestran una vez más la naturaleza totalitaria y peligrosa de este régimen.
