El canciller Gerardo Werthein, conocido por ser el ministro más rico del gabinete de Javier Milei, se encuentra en el centro de la polémica debido a su costumbre de utilizar vuelos privados para sus giras oficiales. Aunque asegura que los gastos corren íntegramente por su cuenta, esta práctica ha generado críticas y preocupación entre exfuncionarios, quienes advierten sobre posibles riesgos de conflictos de interés o sospechas de dádivas.
Desde su asunción, Werthein ha utilizado un Gulfstream matrícula LV-KLB, un avión de la empresa Pacific Ocean, cuyo alquiler tiene un costo estimado de al menos 12.000 dólares por hora. Entre los viajes destacados se encuentran su participación en una cumbre del Mercosur en Montevideo el 5 de diciembre y su asistencia al G20 en Río de Janeiro el 17 de noviembre. Según fuentes militares, el avión fue estacionado en el Área Militar de Aeroparque (AMA), un espacio reservado para la flota oficial, con autorización de Cancillería.
Esta práctica no es nueva y ya había generado controversias en el pasado. En abril, una denuncia judicial involucró el presunto uso indebido del sector Sur de Aeroparque por parte de funcionarios del gobierno anterior, lo que reavivó las preocupaciones sobre el uso exclusivo de estas instalaciones para vuelos privados.
Argumentos de austeridad
El equipo de Werthein defiende su decisión argumentando que los costos no afectan al erario público. Según voceros cercanos, el canciller «jamás ha viajado en aviones oficiales ni ha cobrado al Estado por pasajes, alojamiento o comidas». Desde su designación como embajador en Estados Unidos, sostienen, ha financiado completamente sus traslados y otros gastos relacionados con sus funciones.
Incluso en su viaje con el presidente Milei para visitar la planta de Tesla en Texas, ambos compartieron un vuelo privado financiado con recursos propios. Sin embargo, Werthein no utiliza vehículos oficiales y se ocupa de cubrir sus propios costos de hospedaje y alimentación, una decisión que busca transmitir austeridad en el manejo de recursos públicos.
Exfuncionarios alertan sobre riesgos éticos
A pesar de los esfuerzos del canciller por proyectar una imagen de autosuficiencia financiera, varios exfuncionarios han expresado preocupación. Argumentan que esta práctica, aunque legal, podría vulnerar normativas de integridad en la función pública.
“No es normal pagar de tu bolsillo, ya que esto puede considerarse dádiva, especialmente cuando hay terceros involucrados en los costos», explicó un exfuncionario. Según esta visión, incluso si no hay un impacto directo en el gasto público, podría haber implicancias más graves para la reputación institucional y la percepción de transparencia.
Otro exfuncionario agregó: «Cuando asumís un cargo público, te desvinculás de los privilegios personales. Viajar con viáticos establecidos por ley garantiza que no haya espacio para interpretaciones erróneas o conflictos de interés».
Austeridad y la imagen del gobierno
La controversia surge en un contexto en el que el Gobierno ha emitido directrices específicas para garantizar la austeridad en las actividades de ministros y altos funcionarios, particularmente durante las vacaciones. Por ejemplo, se solicitó que los destinos de las travesías se validen previamente para evitar interpretaciones como señales de frivolidad en un momento de sensibilidad económica.
Por su parte, el presidente Milei también ha tenido que alquilar vuelos privados para sus viajes internacionales, ya que el avión oficial ARG-01 se encuentra en reparación en Miami. Se espera que la aeronave vuelva a estar operativa antes del próximo Foro Económico de Davos, programado para enero.