La tragedia humanitaria en la Franja de Gaza sigue alcanzando niveles desgarradores. De acuerdo a un informe reciente de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA), un niño muere cada hora en la región, como resultado de los bombardeos de Israel desde hace más de 1 año.
Desde el inicio de la guerra, casi 15.000 menores han perdido la vida, según datos confirmados por UNICEF. «No hay lugar para los niños. Estas no son cifras, son vidas truncadas», expresó UNRWA en un comunicado. La situación afecta profundamente a los sobrevivientes, quienes quedan marcados física y emocionalmente. «Privados de aprendizaje, los niños y niñas de Gaza rebuscan entre los escombros», añade el informe.
La organización subrayó la gravedad del impacto psicológico en los menores que logran sobrevivir. “El reloj sigue corriendo para estos niños. Están perdiendo sus vidas, su futuro y, sobre todo, su esperanza”, denunció. Las imágenes de devastación y las historias de quienes quedan con cicatrices imborrables se han convertido en un símbolo del sufrimiento de Gaza.
El conflicto comenzó el 7 de octubre de 2023, cuando Hamas lanzó un ataque transfronterizo en el sur de Israel, dejando 1.200 personas muertas y 250 rehenes. Desde entonces, la ofensiva israelí en Gaza ha cobrado la vida de 45.338 palestinos, según cifras proporcionadas hoy por las autoridades de salud de la Franja.
El mensaje de la ONU
La comunidad internacional ha redoblado sus llamados para una solución inmediata. Naciones Unidas calificó la situación como «insostenible» y reiteró que «matar niños» no debería ser justificado, instando a ambas partes a proteger a los civiles, especialmente a los más vulnerables.
Mientras el conflicto continúa, organismos internacionales y organizaciones humanitarias advierten sobre una generación perdida. Los niños de Gaza enfrentan no solo la pérdida de sus seres queridos, sino también la ausencia de servicios básicos, como educación y atención médica, lo que agrava el panorama futuro de la región.