Connect with us

Hola, qué estás buscando?

VIDA Y ESTILO

Vino Carmenère: el gran logro chileno

La historia formidable de una cepa al borde de la extinción y el olvido que pasó a devenir en un emblema vinícola nacional.

Vino Carmenère

El vino Carmenère se elabora a partir de una cepa que, hasta hace relativamente poco, se consideraba extinta. En efecto, en las postrimerías de la devastadora plaga de filoxera en Europa durante el siglo XIX, ejemplares de Carmenère encontraron un inesperado asilo en Chile. Aún más sorprendentemente, en aquel país pasó desapercibido durante más de un cien años, pues sus viñedos estaban confundidos con viñedos Merlot.

El redescubrimiento, que podríamos adjetivar como serendípico, aconteció en 1994 gracias al ampelógrafo francés Jean-Michel Boursiquot. Fue él quien resolvió que en los viñedos del valle central chileno, aquello que se cosechaba como “Merlot tardío” era, de hecho, Carmenère. Este increíble acontecimiento no solo supuso el resurgimiento de una variedad olvidada, sino que también determinó el comienzo de todo un nuevo capítulo en la historia vitivinícola mundial.

Desde el mismo instante en que el Carmenère resurgió de las penumbras, Viña Concha y Toro asumió un papel preponderante en su desenvolvimiento y desarrollo. Esta emblemática bodega chilena fundada en 1883 no solo advirtió todo el potencial de la cepa, sino que se dedicó a capitalizar y perfeccionar su cultivo en el terroir inigualable del valle de Peumo, en Cachapoal. Este viñedo, que ostenta más de cien años de historia, devino en la cuna del Carmenère, habilitando, asimismo, que esta variedad alcance una madurez y expresión únicas en el mundo.

Características del vino Carmenère

La mayoría de los vinos Carmenère presentan aromas cautivantes a salsa de frambuesa, guindas, pimienta verde y una mineralidad similar al granito. En el extremo más económico, es posible esperar encontrarse con vinos Carmenère que contengan aromas frutales a frutos rojos y sabores ácidos de frambuesa. Asimismo, también es habitual encontrarse con un sabor sutilmente amargo similar al del kale.

Los vinos Carmenère presentan muchas similitudes en cuerpo y textura con los vinos Merlot, justamente de allí que por décadas se considerara erróneamente una variante de esta cepa. Por otro lado, en el espectro más premium, las notas herbáceas y amargas abandonan la escena en favor de bayas dulces, taninos ligeros y refinados, y una nota agridulce, similar al cacao en polvo.

Los vinos Carmenère son excelentes acompañantes para la comida cotidiana por muchas razones. Así, por ejemplo, su elevada acidez natural lo convierte en un maridaje óptimo para comidas con salsas más bien ácidas, como lechón asado.

Por otro lado, su sabor herbáceo, similar al grano de pimienta, a menudo embellece las carnes asadas (desde pollo hasta res). Finalmente, los taninos bajos convierten a los vinos Carmenère en una opción amistosa para platos más magros. En suma, se trata de un vino muy dúctil y versátil que conviene tenerlo siempre a mano.

El presente y el futuro de los vinos Carmenère

Más allá del impresionante relato de su redescubrimiento, el Carmenère se proyecta en tanto que un emblema de sostenibilidad e innovación en el mundo del vino. En el marco de un mercado global en el que los consumidores ansían autenticidad y vínculo con el origen, el Carmenère parece representar el propio espíritu de Chile. Hablamos de un país que no solamente rescató una variedad de las garras tenebrosas del olvido, sino que la resignificó en tanto que un emblema de identidad nacional.

La Bodega Viña Concha y Toro sigue siendo el principal artífice de esta tendencia en alza, dando cuenta de que el Carmenère no es apenas una cepa resucitada, sino una promesa de excelencia proyectada aún más en las décadas venideras.