Las apuestas online son, por estos días, un asunto de agenda pública en Argentina. De la mano de la pandemia de COVID-19 irrumpió un sinnúmero de plataformas virtuales de juegos de azar (principalmente los típicos como la ruleta, el blackjack y los tragamonedas) y apuestas deportivas que implican la ocasión de jugar dinero en virtualmente cualquier evento deportivo que se lleve a cabo alrededor del mundo.
En efecto, hacia mediados de 2022, el juego online se legalizó en la mayor parte de las provincias de nuestro país. Asimismo, ese fenómeno implicó la inserción de las casas de apuestas globales en el mercado local.
Con una celeridad inusitada, la industria de las apuestas ejecutó su estrategia publicitaria en el entorno futbolístico mediante el sponsoreo de equipos de renombre, tales como River Plate, Boca Juniors e incluso la Selección Nacional, solo por mencionar a los más importantes. Asimismo, proliferaron anuncios en las transmisiones de partidos y contratos de publicidad con periodistas, influencers y streamers.
Cómo se arribó a este panorama
En verdad, son muchos los elementos que confluyen para que las apuestas online, y sobre todo las deportivas, se convirtieran en un fenómeno en permanente expansión en Argentina. En efecto, hablamos de una práctica escasa o nulamente regulada por el Estado a la que cualquiera puede tener acceso.
Por otro lado, estas actividades se muestran como atractivas desde el mismo momento en que promete una recompensa económica a un “saber” particular sobre deportes en un país con alto consumo de espectáculos de esta índole. Finalmente, no es menor el hecho de que se desarrolla en un momento de crisis económica y con altos índices de inflación, lo cual naturalizó en los ciudadanos la idea de poner en circulación su dinero de manera constante y regular para que no pierda su valor.
Es así que diferentes agentes sociales, tales como dirigentes políticos, periodistas, psicólogos y educadores manifestaron su preocupación en torno a la adicción que traen consigo las dinámicas de las apuestas, a la par de la fuerte dependencia de los dispositivos móviles. Esencialmente, el discurso que domina en torno a los jóvenes y las apuestas online se asienta en lo que se ha dado en llamar “ludopatía digital” como problema fundamental.
En paralelo, dentro del mundo de los deportes, las sospechas sobre deportistas que aceptan sobornos y resultados preestablecidos se sitúan en primer lugar entre los efectos nocivos de la irrupción de las apuestas, con algunos casos ya confirmados en el fútbol argentino.
