Luego de disfrutar de unas vacaciones en Monte Hermoso, tras un año marcado por su condena de corrupción, Cristina Kirchner volvió al ruedo político con la misma energía de quien regresa al trabajo tras un largo descanso: con órdenes tajantes y una clara misión de mantener el control absoluto, aunque eso implique sembrar discordia interna. Su plan para reorganizar el peronismo parece más enfocado en reafirmar su liderazgo que en unir a un espacio ya fragmentado.
La expresidente, siempre estratégica, dio instrucciones para que los legisladores peronistas aprueben el presupuesto de Axel Kicillof. Sin embargo, este gesto de apoyo está condicionado. Si el gobernador decide desdoblar las elecciones nacionales y provinciales, la relación podría tensarse aún más. Cristina, como de costumbre, mantiene a todos bajo presión, demostrando que su respaldo siempre tiene un precio.
Santa Fe: cuando el caos es el plan
En Santa Fe, CFK decidió respaldar al senador Marcelo Lewandowski para encabezar la lista de constituyentes, a pesar de que el legislador ha dejado en claro, en más de una ocasión, que quiere tomar distancia del kirchnerismo. ¿Su razón? Según La Cámpora, «mide bien en las encuestas». Claro, porque en la lógica kirchnerista, nada une más a un partido que imponer decisiones sin consenso.
Este movimiento dejó al borde de la ruptura un acuerdo entre Agustín Rossi y Sergio Massa, quienes habían propuesto otra figura para liderar la lista. Pero, ¿Qué sería del peronismo sin Cristina desarmando acuerdos y generando nuevas fracturas? Mientras tanto, Lewandowski guarda silencio, quizás evaluando si vale la pena cargar con el «abrazo del oso» que implica la bendición de la expresidente.
Jujuy y Corrientes: unidad de papel
En Jujuy, Kirchner sugiere una «presidencia compartida» entre dos candidatas enfrentadas, Carolina Moises y Leila Chaher. Una solución tan impracticable como intentar que ambas lideren con el mismo proyecto político. En Corrientes, la situación no es mucho mejor: con elecciones internas a la vuelta de la esquina, el PJ local parece más enfocado en sobrevivir que en ofrecer una propuesta clara.
Cristina, el centro del universo peronista
El regreso de Kirchner deja en evidencia que el peronismo no puede escapar de su influencia. Su estilo, marcado por la imposición y la falta de diálogo, sigue dividiendo al espacio mientras intenta consolidar su poder. Lejos de unir, sus decisiones parecen diseñadas para asegurar que nadie dentro del partido brille más que ella.
Mientras los distintos sectores del peronismo intentan resolver sus disputas internas, Cristina vuelve a demostrar que su prioridad no es la unidad ni el fortalecimiento del espacio, sino mantener el control a toda costa. ¿Será este el camino que lleve al peronismo a una nueva etapa de éxito? Por ahora, todo apunta a que lo único que está garantizado es más caos y más Cristina.
