A pesar de los logros alcanzados durante el primer año de gestión de Javier Milei, el 2025 presenta desafíos económicos significativos que podrían poner en riesgo la estabilidad conseguida. Mientras la economía comienza a mostrar signos de recuperación tras meses de recesión, persisten factores internos y externos que podrían desestabilizar el plan económico en marcha. Entre estos, destacan los vaivenes en la economía global, la dependencia de un sistema cambiario todavía restringido y la vulnerabilidad ante shocks externos debido a reservas netas negativas.
El contexto internacional desempeña un papel crucial en la economía argentina. Según la consultora Abeceb, los riesgos globales abarcan desde la política fiscal y cambiaria de Brasil hasta las decisiones económicas prometidas por Donald Trump en Estados Unidos. Estos elementos generan un escenario de incertidumbre que impacta directamente en mercados emergentes como el argentino.
Por ejemplo, la depreciación del real brasileño y las altas tasas de interés en Brasil benefician su saldo comercial, pero también podrían aumentar las importaciones desde el vecino país, poniendo en desventaja a la industria local. Al mismo tiempo, las posibles medidas proteccionistas de Trump, como aranceles y reducciones fiscales, podrían deprimir los precios de las commodities y disminuir el flujo de capital hacia economías emergentes, complicando aún más el panorama externo de Argentina.
Impacto interno y limitaciones estructurales
En el ámbito local, el plan económico enfrenta desafíos estructurales. Las reservas netas del Banco Central permanecen en terreno negativo, lo que limita la capacidad del país para manejar shocks externos. Además, el tipo de cambio sigue siendo utilizado como ancla nominal, restringiendo la posibilidad de ajustar la economía frente a presiones externas.
Abeceb señala que, aunque el blanqueo de capitales en 2024 alivió parcialmente la presión sobre las reservas, esta medida es de carácter transitorio y no resuelve las tensiones estructurales del sistema financiero argentino. La brecha cambiaria, que se redujo significativamente a fines de 2024, podría ampliarse nuevamente ante cualquier incertidumbre externa o falta de acceso al financiamiento internacional.
Perspectivas y desafíos para 2025
La consultora prevé que la estabilidad económica de 2025 dependerá en gran medida del acceso a financiamiento externo, como un nuevo acuerdo con el FMI o instrumentos financieros como los REPO. Sin embargo, advierte que los instrumentos para gestionar los riesgos globales y regionales son limitados, lo que podría generar episodios de volatilidad en los mercados locales.
Por otro lado, la dependencia de sectores clave como la energía ofrece una oportunidad para mitigar parcialmente los riesgos externos. Se espera que el superávit energético alcance los USD 8.000 millones en 2025, duplicando el del año anterior. Sin embargo, este avance podría verse erosionado por la caída en los precios de la soja y otros commodities, lo que representaría una pérdida estimada de hasta USD 1.400 millones en el peor escenario.