El dirigente del Frente Patria Grande y exprecandidato presidencial de Unión por la Patria (UP), Juan Grabois, utilizó la presentación de su libro Argentina Humana en Mar del Plata como plataforma para lanzar una virulenta crítica al gobierno de Javier Milei y sus principales funcionarios. Sin embargo, más allá de su retórica combativa, sus declaraciones exponen contradicciones que reflejan su historial como dirigente social y su cercanía con prácticas discrecionales del anterior gobierno kirchnerista.
En un evento colmado en la sede del Sindicato Luz y Fuerza, Grabois llamó a enfrentar al oficialismo sin «buenos modales» y calificó de «deshumanizante» al modelo económico y político que lidera Milei. “Nuestra misión es derrotar a los que deshumanizan a nuestro pueblo: Montenegro, Bullrich, Milei, Caputo, Sturzenegger y toda esa banda de hijos de puta que los vamos a hacer correr”, exclamó.
El líder del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) instó a sus seguidores a combatir «frontalmente» al gobierno y calificó al capitalismo como un sistema «que está llevando a la humanidad hacia la destrucción». Sin embargo, estas declaraciones contrastan con su historial como beneficiario de esquemas poco transparentes del kirchnerismo, como los Fondos Fiduciarios.
El vínculo con los Fondos Fiduciarios
Grabois, quien fue un cercano aliado del gobierno de Cristina Kirchner, se benefició de programas financiados a través de Fondos Fiduciarios que el gobierno kirchnerista utilizó para distribuir recursos sin controles efectivos. Estos mecanismos, que se convirtieron en una herramienta clave para financiar organizaciones sociales, carecían de transparencia y permitían una gestión discrecional de miles de millones de pesos.
La decisión de Javier Milei de cerrar estos fondos provocó la furia de Grabois, quien no tardó en calificar al presidente como el líder de un gobierno “cruel”. Sin embargo, el cierre de estos esquemas opacos fue celebrado por amplios sectores que consideraban que alimentaban clientelismo político en lugar de ofrecer soluciones sostenibles para los sectores más vulnerables.
Una retórica cargada, pero sin autocrítica
En sus declaraciones, Grabois fustigó al intendente de Mar del Plata, Guillermo Montenegro, por los operativos contra cuidacoches y limpiavidrios, acusándolo de maltratar a personas en situación de vulnerabilidad. Incluso anunció que presentará una denuncia penal contra el jefe comunal.
No obstante, Montenegro respondió con dureza, señalando las contradicciones en el discurso del dirigente social. “Tu lógica es el apriete, tirar piedras, exigir planes. Pedir, pedir y pedir. A los trapitos y fisuras que ranchan en cajeros y amedrentan a los trabajadores que quieren retirar plata: ‘En Mar del Plata, no’”, escribió en la red social X.
Contradicciones y legado del kirchnerismo
Grabois se ha presentado como defensor de los sectores excluidos y crítico de la gestión actual. Sin embargo, su cercanía con el kirchnerismo y su rol como receptor de fondos discrecionales durante los gobiernos anteriores empañan su discurso de justicia social. Mientras denuncia el “descarte” y la “crueldad” del actual gobierno, no ha ofrecido explicaciones claras sobre cómo su modelo habría contribuido a una mayor transparencia y eficacia en la lucha contra la pobreza.
En medio de su retórica, Grabois confirmó su intención de presentarse como candidato en las elecciones legislativas de 2025, aunque no descartó la posibilidad de romper con Unión por la Patria si no se respetan sus condiciones. “No aceptaría encabezar una lista donde el resto de los candidatos sean de la partidocracia”, afirmó, reforzando su intención de posicionarse como un referente del ala más dura del peronismo.
La presentación de su libro y un cierre cargado de tensión
El evento culminó con una firma de ejemplares de Argentina Humana, en el que Grabois propone una visión de justicia social para el siglo XXI. Sin embargo, su discurso se percibió más como un llamado a la confrontación que como una invitación al diálogo. La reacción inmediata del intendente Montenegro y la respuesta del gobierno de Milei evidencian que el dirigente social está lejos de abonar la paz social que dice buscar.
Grabois, que rememora con nostalgia eventos como el «No al ALCA» de 2005, parece ignorar que su historial lo sitúa en una posición incómoda para erigirse como el paladín de la justicia social. Su relación con fondos discrecionales, su alineación con el kirchnerismo y su retórica beligerante proyectan una imagen contradictoria que genera más preguntas que respuestas sobre su verdadero compromiso con los sectores más vulnerables.