Un análisis de JP Morgan anticipa que el gobierno de Javier Milei iniciará una apertura gradual del mercado cambiario durante 2025, aunque esta dependerá de una serie de condiciones económicas clave. El levantamiento del cepo estaría vinculado a evitar desequilibrios financieros y sostener la tendencia de desinflación. Para ello, será fundamental alcanzar mayores niveles de reservas brutas, que provendrán de depósitos en moneda extranjera, emisión de deuda externa y aportes de organismos multilaterales.
La estrategia, según el banco de inversión, contempla una flotación administrada del tipo de cambio, acompañada de un sistema macroprudencial robusto basado en experiencias internacionales en economías bimonetarias. Además, subraya la necesidad de garantizar acceso pleno a los mercados internacionales de deuda como parte central de la política económica hacia fines de 2025.
Sin temor a la apreciación cambiaria
JP Morgan señala que la estrategia económica no dependerá de un tipo de cambio real competitivo para sostener un superávit de cuenta corriente o acumular reservas internacionales. En su lugar, el foco estará en incrementar los ahorros nacionales estructurales, lo que permitirá al sector privado expandir su consumo e inversión sin generar tensiones financieras externas.
El informe proyecta una apreciación moderada del tipo de cambio real en 2025, compatible con la sostenibilidad del crecimiento y la estabilidad de la cuenta corriente. Sin embargo, para que esta política sea efectiva, será crucial implementar reformas laborales, previsionales y fiscales, junto con un firme compromiso con el equilibrio fiscal.
Inflación y actividad económica
En el frente inflacionario, JP Morgan prevé una reducción significativa de la inflación interanual, que pasaría del 220 % en 2024 al 37 % en 2025, con una tendencia hacia el 20 % en 2026. Este descenso estará impulsado por un ritmo más lento de devaluación del tipo de cambio oficial, estimado en 1 % mensual a partir de enero.
En cuanto al crecimiento económico, se proyecta un incremento del 5,5 % en el PBI real para 2025, revirtiendo la contracción del 2,6 % registrada en 2024. Este crecimiento estará impulsado por salarios reales en alza, mayores inversiones en infraestructura y un aumento en las exportaciones de energía, minería y agroindustria.
Desafíos fiscales y financiamiento externo
El ajuste fiscal será crucial para sostener la estabilidad macroeconómica. Según JP Morgan, el déficit fiscal primario pasará de un superávit del 0,3 % del PBI en 2024 a un equilibrio en 2025, el mejor desempeño desde 2010. Sin embargo, la eliminación de impuestos como el PAIS y la ausencia de ingresos extraordinarios podrían generar un déficit de ingresos equivalente al 2 % del PBI.
Además, el programa de financiamiento del Tesoro enfrentará desafíos, ya que se deberá refinanciar deuda local equivalente al 16 % del PBI. Incluso con un nivel de rollover del 85 %, el déficit financiero podría alcanzar los 13.000 millones de dólares. JP Morgan prevé que un nuevo acuerdo con el FMI, esperado para los primeros meses del año, será clave para cubrir parte de este déficit y respaldar la apertura gradual del mercado cambiario.
Reservas internacionales y sectores estratégicos
La acumulación de reservas internacionales será otro pilar de la estrategia económica. Se estima que las reservas brutas pasarán de 32.700 millones de dólares en 2024 a 36.300 millones en 2025, respaldadas por un superávit en la cuenta corriente del 3,5 % del PBI y un mayor ingreso de divisas provenientes de los sectores de energía y minería.
En un análisis a mediano plazo, JP Morgan prevé que las exportaciones de energía alcancen los 35.900 millones de dólares en 2030, mientras que las de litio crecerán de 208 millones en 2021 a 8.730 millones en 2030, consolidando a Argentina como un actor clave en este mercado estratégico.
En tanto, el sector agroindustrial y la industria del conocimiento también serán motores de crecimiento, con proyecciones de triplicar las exportaciones de servicios hasta los 18.000 millones de dólares para finales de la década.
Reformas estructurales y proyecciones a largo plazo
El informe subraya que el gobierno buscará avanzar con reformas estructurales a partir de 2026, aprovechando una mayor representación parlamentaria tras las elecciones de medio término. Estas incluirán cambios en los sistemas laboral y previsional, además de la consolidación de instituciones fiscales que garanticen un orden duradero.
Con estas reformas, el tipo de cambio real podría continuar apreciándose de manera sostenible, permitiendo un mayor gasto del sector privado y reduciendo las restricciones financieras externas. Este enfoque, junto con la acumulación de reservas y el impulso de sectores estratégicos, posicionaría a la economía argentina en un sendero de crecimiento sostenido hacia 2030.