En un contexto de rechazo internacional por las cuestionadas elecciones de julio, Nicolás Maduro asumió este viernes su tercer mandato como presidente de Venezuela. A pesar de los esfuerzos del régimen por mostrar respaldo diplomático, solo dos presidentes estuvieron presentes en la ceremonia: Miguel Díaz-Canel, de Cuba, y Daniel Ortega, de Nicaragua, dos de sus principales aliados en la región.
El oficialismo destacó la presencia de unas 100 delegaciones diplomáticas, principalmente de países de África y el Caribe. Sin embargo, la ausencia de líderes relevantes en el ámbito global dejó en evidencia el aislamiento de Maduro. «Volodin transmitió las felicitaciones del presidente Putin», aseguró el comunicado del Parlamento ruso, dejando claro que ni el mandatario ruso ni otros líderes internacionales de peso asistieron al evento.
Por parte de China, se envió al funcionario legislativo Wang Dongming como representante del presidente Xi Jinping, una señal de apoyo moderado. Mientras tanto, Bolivia, otro aliado cercano del chavismo, fue representado por la canciller Celinda Sosa, en lugar del presidente Luis Arce.
El contraste con las manifestaciones de rechazo fue evidente. La Unión Europea, Estados Unidos y varios países de América Latina ya habían calificado las elecciones que dieron origen al nuevo mandato de Maduro como fraudulentas. Sin la publicación de actas de votación que respalden su victoria, la legitimidad del régimen sigue siendo cuestionada a nivel mundial.
Aunque el oficialismo intentó destacar la asistencia de representantes de países como Antigua y Barbuda, Santa Lucía, Granada, y delegaciones políticas de África y América Latina, la ausencia de líderes democráticos resalta el deterioro de las relaciones internacionales del chavismo.
Brasil envió una embajadora durante la jura de Maduro
El presidente Lula da Silva, de Brasil, evitó enviar un representante de alto nivel, optando por mantener la presencia de la embajadora brasileña en Caracas, Gilvânia Maria de Oliveira. Esta decisión también generó críticas hacia Lula por no adoptar una postura más firme frente a las irregularidades del proceso electoral venezolano.