El ministro de Economía, Luis Caputo, se prepara para anunciar uno de los logros más destacados de la gestión de Javier Milei: el cierre del año 2024 con un superávit financiero, un hito que no se alcanzaba desde 2008. Este avance refleja un ajuste fiscal drástico y efectivo, reduciendo el gasto público en más de cuatro puntos del Producto Bruto Interno (PBI) en tan solo un año, algo que parecía impensado en un gobierno sin mayoría legislativa ni apoyo uniforme de gobernadores e intendentes.
A pesar de este logro, Caputo enfrentará un escenario más complejo en 2025. Los ingresos del Tesoro se verán reducidos en un 1,6% del PBI debido al fin de factores extraordinarios que impulsaron la recaudación en 2024. Entre estos se encuentran el cese del impuesto PAIS, que gravaba la compra de dólares, y la finalización de medidas como el blanqueo de activos externos, una moratoria impositiva y un régimen especial de pago anticipado de Bienes Personales.
Estos ingresos extraordinarios representaron el 7% del total recaudado en 2024, lo que dejó un vacío que el Gobierno buscará compensar mediante la reforma del impuesto a las Ganancias de la cuarta categoría y el crecimiento económico, proyectado en un 5% real anual.
El rol del crecimiento económico y las privatizaciones
Según la consultora Outlier, el crecimiento económico será clave para sostener las cuentas públicas. La recuperación de la actividad, junto con ingresos extraordinarios derivados de procesos de privatización y concesiones, será esencial para cubrir la brecha en los ingresos fiscales.
En 2024, los tributos que más crecieron en términos reales fueron el impuesto sobre la venta de combustibles, con un aumento del 50% tras tres años de congelamiento; el impuesto PAIS, que subió un 30% gracias a un aumento en su alícuota; y los derechos de exportación, que incrementaron un 22% debido a la recuperación del sector agropecuario tras la sequía de 2023. Sin embargo, el panorama para 2025 plantea desafíos, especialmente ante la posible caída de los precios internacionales de las commodities agrícolas.
La reducción del impuesto inflacionario
Otro factor relevante será la disminución del impuesto inflacionario, que en 2024 representó un 4,7% del PBI. Según el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF), esta cifra podría caer al 2% del PBI en 2025, gracias a la reducción de la inflación, estimada en 26% para este año. Este descenso aliviará la pérdida de poder adquisitivo de los saldos monetarios y permitirá un manejo más equilibrado de las cuentas públicas.
Nadin Argañaraz, economista del IARAF, explicó que la disminución del impuesto inflacionario es clave para fortalecer la estabilidad económica: “La pérdida de poder adquisitivo por mantener dinero líquido será significativamente menor, lo que contribuirá a consolidar el superávit financiero del Gobierno”.
Un ajuste sin precedentes
En 2024, el Estado logró un superávit financiero del 0,3% del PBI, marcando un cambio drástico respecto al déficit del 2,9% del PBI registrado en 2023. Este ajuste de casi cinco puntos del producto se logró mediante recortes en áreas como la obra pública, transferencias a las provincias, subsidios económicos y gasto en jubilaciones y pensiones. Aunque estos ahorros representaron una carga política significativa, resultaron fundamentales para equilibrar las cuentas.
Un futuro de reformas y sostenibilidad
La estrategia de Caputo para 2025 estará marcada por la búsqueda de un equilibrio entre austeridad y crecimiento. Además del impulso a la actividad económica, el Gobierno espera implementar reformas estructurales que permitan mantener el superávit sin depender de ingresos extraordinarios.
La clave, según los analistas, estará en la capacidad del Gobierno para sostener la confianza de los mercados y asegurar el acceso a financiamiento externo en condiciones favorables. “El descenso del riesgo país en diciembre sugiere que los inversores confían en el plan económico, pero la volatilidad registrada hacia finales de 2024 muestra que los desafíos persisten”, señalaron desde la consultora Invecq.