La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, anunció este martes la detención de David Nazareno Ávila, conocido como “Naza” en círculos radicalizados, quien fue señalado como integrante de una red internacional vinculada al Estado Islámico (Daesh). Ávila, que residía en General Roca, Río Negro, y trabajaba como cadete de mensajería, es acusado de realizar actividades de difusión de propaganda yihadista, incitación al odio y reclutamiento de jóvenes argentinos para organizaciones extremistas.
Este operativo, que demandó nueve meses de investigación, fue liderado por Prefectura Naval, con apoyo de la Dirección Nacional de Inteligencia Criminal y asesoramiento del FBI. «Representaba una amenaza concreta contra la seguridad nacional», afirmó Bullrich.
Detalles de la investigación
La investigación comenzó en marzo de 2024, cuando la Unidad Fiscal Especializada en Criminalidad Organizada (UFECO), a cargo de Santiago Marquevich, recibió información sobre la actividad de Ávila en redes sociales.
Según se reportó, el sospechoso utilizaba múltiples plataformas, entre ellas Instagram, Telegram, TikTok, Facebook y Twitter, para difundir contenido relacionado con el Estado Islámico. En Telegram, era miembro activo de un grupo que reivindicaba actos de violencia extrema, como una masacre en una escuela de Ucrania que dejó 20 víctimas fatales.
El Juzgado Federal de Campana llevó el caso, dirigido por Adrián González Charvay, con intervención del fiscal Sebastián Bringas. A partir de entonces, se llevaron a cabo escuchas telefónicas, vigilancia encubierta y la participación de un agente digital infiltrado. Este último desempeñó un rol crucial al obtener confesiones directas del acusado, así como pruebas alarmantes, entre las que se incluyen manuales para la fabricación de explosivos, mensajes antisemitas y comunicaciones con redes internacionales de radicalización.
Planes avanzados para un atentado
Según la ministra Bullrich, los planes de Ávila estaban en una etapa avanzada. «Había solicitado instrucciones para la fabricación de bombas y estaba en la última fase de preparación, conocida como ‘encomendarse’, que en el argot terrorista implica recibir una misión directa para consumar un atentado», explicó. Los objetivos de Ávila incluían caracterizar al gobierno de Javier Milei como «sionista» y realizar ataques en el ámbito nacional.
Un dato inquietante es que el acusado trabajaba en una mensajería cercana a una empresa de la comunidad judía, lo que le permitía identificar posibles objetivos. Durante los allanamientos, las autoridades incautaron su teléfono celular, en el que se hallaron pruebas clave de sus actividades ilícitas y conexiones con otras células extremistas.
Colaboración internacional y estrategia antiterrorista
La investigación contó con el apoyo técnico y estratégico del FBI, lo que permitió seguir los movimientos digitales de Ávila y confirmar sus vínculos con redes globales. «Demostramos que estamos preparados para enfrentar amenazas de alcance global con profesionalismo y determinación», aseguró Bullrich durante una conferencia de prensa.
Se destacó el operativo por la coordinación entre diferentes fuerzas y organismos de seguridad, incluyendo Prefectura Naval y la Dirección Nacional de Inteligencia Criminal. Este caso se convierte en un precedente significativo en la lucha contra el terrorismo en Argentina y evidencia el creciente uso de tecnologías digitales para combatir amenazas globales.
Implicaciones y contexto
La ministra resaltó la importancia de este caso en el contexto internacional. «Estamos demostrando al mundo que Argentina está comprometida en la lucha contra el terrorismo y la defensa de la seguridad global», afirmó. Según fuentes oficiales, la detención de Ávila subraya la necesidad de fortalecer las capacidades digitales de las fuerzas de seguridad para combatir el extremismo en el ámbito virtual.
La actividad de Ávila no solo representaba una amenaza concreta, sino que también pone en evidencia los peligros de las redes sociales como herramientas de reclutamiento y radicalización. En este sentido, la investigación reveló que el imputado intentaba atraer a jóvenes argentinos a través de propaganda extremista, una práctica que se ha vuelto recurrente en el ámbito del terrorismo global.
Reacciones y próximos pasos
El caso generó reacciones inmediatas tanto en el ámbito político como en la sociedad. Organizaciones de la comunidad judía destacaron la eficacia del operativo y la importancia de continuar trabajando en la prevención del antisemitismo y el extremismo en todas sus formas. Por otro lado, expertos en seguridad resaltaron la necesidad de implementar políticas públicas que aborden el uso de plataformas digitales por parte de grupos terroristas.
La causa continuará avanzando en el ámbito judicial, con el acusado enfrentando cargos por terrorismo, incitación al odio y otros delitos relacionados. Mientras tanto, el Gobierno planea reforzar la cooperación internacional y mejorar las capacidades de inteligencia para prevenir futuros casos similares.
En palabras de Bullrich: «Frustramos sus planes antes de que pudiera causar daño. Este operativo es una clara señal de que no daremos tregua a quienes intenten amenazar la seguridad de nuestra nación».