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POLÍTICA

Quiénes son los exembajadores kirchneristas que asistieron a la jura del dictador Nicolás Maduro en Venezuela

Ambos exfuncionarios de la turbia gestión kirchneristas son señalados como fervientes defensores de las dictaduras latinoamericanas.

Nicolás Maduro

En un escenario de escaso respaldo internacional y con las principales figuras del kirchnerismo manteniendo un llamativo silencio, dos exembajadores argentinos decidieron asistir a la antidemocrática jura del dictador Nicolás Maduro como presidente de Venezuela para un tercer período. Se trata de Alicia Castro y Carlos Raimundi, ambos fervientes defensores de las dictaduras latinoamericanas, quienes justificaron su presencia con declaraciones que intentan maquillar la situación crítica en el país caribeño.

Castro, quien sirvió como embajadora en Venezuela durante seis años en los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner (2006-2012), siempre mostró un apoyo incondicional al régimen chavista. Durante su gestión, cultivó una estrecha relación con el fallecido Hugo Chávez, una figura clave en la consolidación del eje autoritario en América Latina. Posteriormente, fue trasladada como embajadora al Reino Unido (2012-2015), donde también desempeñó un papel controversial.

Carlos Raimundi, exembajador argentino ante la Organización de Estados Americanos (OEA) durante el gobierno de Alberto Fernández, también es conocido por su defensa a ultranza de los regímenes de Venezuela, Cuba y Nicaragua. Sus posturas extremas incluso llevaron a que fuera desautorizado por el entonces canciller Santiago Cafiero. Raimundi, un exdirigente radical que se alineó con el kirchnerismo más radicalizado, no ocultó su afinidad ideológica con Maduro, justificando las constantes violaciones a los derechos humanos en Venezuela.

Justificaciones y propaganda: la narrativa kirchnerista

Desde Caracas, Castro intentó relativizar las acusaciones contra el régimen de Maduro, afirmando que los señalamientos de «dictadura» responden a intereses económicos de Estados Unidos. En sus declaraciones, describió un panorama de “paz y alegría popular” en Venezuela, un contraste absoluto con la realidad que enfrentan millones de venezolanos que huyen del país por la crisis humanitaria y económica.

Raimundi, por su parte, repitió los argumentos habituales del chavismo, cuestionando las sanciones internacionales y asegurando que no había violaciones a los derechos humanos en Venezuela. Según él, las denuncias sobre la represión y la pobreza extrema son producto de una “campaña mediática internacional”.

Ambos exembajadores representan un sector del kirchnerismo que continúa defendiendo modelos autoritarios bajo el pretexto de la lucha contra el «imperialismo». De esta manera, ignoraron las denuncias de corrupción, persecución y violaciones sistemáticas a los derechos humanos en los regímenes que apoyan.

El kirchnerismo y el chavismo: una relación marcada por la corrupción

La relación entre el kirchnerismo y el chavismo no es nueva. El vinculo ha estado históricamente teñido de escándalos y negocios opacos. Durante las presidencias del matrimonio Kirchner, Argentina y Venezuela desarrollaron vínculos económicos que incluyeron fideicomisos comerciales poco transparentes y acuerdos energéticos cuestionables. El exministro de Planificación Julio De Vido, condenado por corrupción, jugó un papel central en estos acuerdos, que incluyeron la compra de combustible venezolano en condiciones sospechosas.

El alineamiento político entre ambos regímenes se consolidó en el marco de la extinta Unasur, un organismo utilizado para promover la agenda chavista en la región. Sin embargo, con la llegada de Mauricio Macri al poder en 2015, Argentina se distanció del chavismo, degradando la representación diplomática en Caracas y apoyando iniciativas internacionales para presionar a Maduro.

El deterioro de las relaciones con la llegada de Milei

Con la llegada de Javier Milei a la presidencia, la relación entre Argentina y Venezuela se tornó abiertamente hostil. Milei no ha escatimado en calificar a Maduro como un «criminal dictador», mientras que el líder venezolano ha respondido con insultos, calificando al mandatario argentino de “fascista” y “nazi”.

El gobierno de Milei marcó un claro distanciamiento de Caracas, entregando a Estados Unidos el avión de Emtrasur retenido en Argentina, una medida que generó tensiones adicionales. Además, el régimen de Maduro continúa reteniendo al gendarme argentino Nahuel Agustín Gallo bajo acusaciones infundadas de participar en un supuesto complot terrorista, un hecho que el gobierno de Milei denuncia como un “secuestro”.