La posible eliminación de las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) para las elecciones nacionales de este año genera un intenso debate en el peronismo, en medio de la falta de consenso político. El gobierno de Javier Milei impulsa su eliminación, argumentando que este sistema es costoso y desgasta al electorado. Sin embargo, dentro del peronismo, la discusión refleja una grieta interna que evidencia la crisis de liderazgo y organización que enfrenta la fuerza política de Cristina Kirchner.
Desde la Casa Rosada, la postura es clara: las PASO no son necesarias y su eliminación reduciría gastos y simplificaría el proceso electoral. Fuentes gubernamentales aseguran que el proyecto podría tratarse en sesiones extraordinarias en febrero, a pesar de que la oposición dialoguista ya marcó sus reparos. Para el oficialismo, la reforma electoral forma parte de un plan mayor para redefinir las reglas del juego político, con el argumento de modernizar y desburocratizar el sistema.
“El Gobierno está comprometido con la eficiencia y las PASO no cumplen con ese criterio”, afirman cerca de Milei. Sin embargo, el trasfondo político es evidente: la eliminación de las primarias podría alterar significativamente el balance de poder dentro del peronismo, favoreciendo a figuras como CFK.
Los gobernadores peronistas en el dilema
En el interior del peronismo, las posiciones están divididas. Los gobernadores que controlan provincias consideran que eliminar las PASO les daría mayor control sobre las candidaturas, fortaleciendo su liderazgo a nivel local. Sin embargo, el costo político de ceder todo el poder a Kirchner, en su rol de presidenta del Partido Justicialista, genera tensiones.
“Si eliminamos las PASO, le damos la lapicera a Cristina”, advierten mandatarios provinciales que temen quedar subordinados a las decisiones de la exmandataria. La posibilidad de negociar directamente con ella para evitar fracturas internas genera resistencia, especialmente en provincias donde el kirchnerismo no tiene una presencia fuerte.
Por otro lado, en distritos donde el peronismo es oposición, las PASO son vistas como una herramienta indispensable para resolver disputas internas y presentar una alternativa unificada en las elecciones generales. “Las PASO son la única forma de garantizar una competencia democrática dentro del partido”, argumentan algunos dirigentes.
Un panorama político fragmentado
La falta de un liderazgo unificado y la creciente fragmentación del peronismo dificultan la toma de decisiones. En provincias como Santa Fe y Jujuy, las divisiones internas ya complicaron la conformación de listas, lo que pone en evidencia las limitaciones de la estructura partidaria para organizar internas transparentes.
Algunos legisladores plantean alternativas, como modificar la ley para que las PASO no se realicen en ausencia de competencia interna. Sin embargo, cualquier cambio enfrenta el obstáculo de un electorado cansado de la política y de las constantes idas y vueltas en el sistema electoral.
El debate sobre las PASO expone las debilidades estructurales del peronismo y su incapacidad para adaptarse a un escenario político dominado por el avance libertario. La eliminación de las primarias podría beneficiar al oficialismo, pero también representaría un nuevo golpe para un partido que lucha por mantener su relevancia en un contexto de crisis interna y pérdida de liderazgo.
