No hay dudas de que Joaquín Furriel es una de las figuras más destacadas del mundo del espectáculo, y es que no solo posee un inmenso talento para lo que hace, sino que además es de los más queridos. Si bien el actor prefiere no compartir mucho de su intimidad, en una reciente entrevista se sinceró como nunca.
Sincero como nunca, Joaquín Furriel habló del accidente cardiovascular que sufrió en octubre de 2015, el cual fue un antes y después en su vida. “A los 40 tuve un ACV. En ese momento me quedé en silencio mucho tiempo. Algo de esa quietud, de lo que me pasó, me hizo sentir esto de organizarme económicamente para poder elegir proyectos que tuviera ganas de hacer», recordó.
«Libertad no es tener dinero, libertad es vivir bien con lo que se pueda y poder optar por laburos con gente con la que tenga ganas de hacerlo. Me achiqué económicamente, ordené gastos y poco a poco fui haciendo cine, series y hace un buen tiempo que, en la medida de lo posible, trato de que se produzca esa sinergia. A tal punto que, cada cuatro años, paro todo para hacer teatro”, reveló.
Fue un año después de haber sufrido el ACV que Joaquín Furriel se animó a contarlo: «Me voy de vacaciones con mis amigos, después con mi hija, después con quien era mi pareja en ese momento. Cuando me tomo un avión en Londres a Buenos Aires, como y veo una película que está buenísima pero no se la recomiendo a nadie porque me desperté con un ACV. Terminé de verla, le pegué ocho horas de corrido durmiendo, y eso que no tomo nada para dormir».
«Cuando me despierto siento un cansancio enorme. Todos empiezan a aplaudir por el ballotage, un inglés me pregunta por qué aplauden, yo le cuento que hay elecciones y después un argentino me dice ‘¿vos sos K o no?’. Entonces yo le contestó y es ahí cuando me doy cuenta que no podía habla. Mi terapeuta me dijo: ‘El problema no fue el accidente, el problema fue cómo vos reaccionaste al accidente. Ahí tenemos que trabajar'», recordó.
«En ningún momento me di cuenta que me estaba pasando algo raro, yo pensaba: ‘Es el cansancio’. Perdí la noción del tiempo y para mí todo era cansancio. Cuando llego a Buenos Aires quiero abrir el teléfono con la clave y no podía mover la mano izquierda. Entonces hice todo con la mano derecha. Después averigué y no todos tenemos el mismo umbral de dolor y conciencia frente a un accidente», siguió Joaquín Furriel.
«Bajé del avión y encaré para migraciones para hacer el trámite e irme a dormir a mi casa y ahí Naomi, con quien yo viajaba en ese momento, me dijo: ‘Joaquín, tenés la mitad del rostro quieto’. Después el doctor me dice: ‘Mire Furriel, usted tuvo un ACV isquémico leve en la parte cognitiva. No le van a quedar ningunas secuelas. Yo le recomendaría que, si usted puede económicamente y aunque crea que puede volver a trabajar, durante tres meses no haga nada», relató.
