El Banco Central (BCRA) flexibilizó esta semana una regulación que amplía el acceso a los créditos en dólares, permitiendo que no solo los exportadores puedan acceder a financiamiento en moneda extranjera, sino también empresas y personas sin capacidad de generar divisas. Esta medida, establecida a través de la Comunicación “A” 8202, busca dinamizar el mercado crediticio, aunque conlleva riesgos a considerar.
Para que los bancos puedan otorgar estos préstamos, deberán obtener los fondos mediante la emisión de deuda en el mercado de capitales (Obligaciones Negociables) o a través de líneas de crédito del exterior, sin tocar los depósitos en dólares de los clientes. Esto marca una diferencia clave respecto a otras modalidades de financiamiento.
La relación entre el crédito en dólares y el nivel de reservas
Desde junio de 2024, el endeudamiento en moneda extranjera ha sido un pilar fundamental en el crecimiento de las reservas del BCRA, gracias al blanqueo de capitales. Sin embargo, la capacidad prestable bajo este mecanismo es limitada, por lo que la nueva medida busca ampliar el espectro de beneficiarios.
De acuerdo con datos de Portfolio Personal Inversiones (PPI), los depósitos en dólares del sector privado han caído en 4.126 millones de dólares desde noviembre, cuando finalizó la primera etapa del blanqueo. En ese contexto, se estima que los préstamos comerciales a empresas aún podrían crecer en 5.630 millones de dólares adicionales antes de alcanzar el nivel máximo registrado durante la gestión de Mauricio Macri en 2018.
El riesgo del «dólar planchado» y la incertidumbre cambiaria
Desde enero de 2024, el BCRA ha mantenido una política de apreciación del peso que ha generado incentivos para la toma de créditos en dólares. Con un tipo de cambio oficial avanzando a un ritmo inferior al de la inflación y con tasas de interés en pesos menos atractivas, el endeudamiento en dólares se presenta como una opción viable para ciertos sectores.
Sin embargo, este esquema presenta riesgos. Emiliano Libman, economista de Fundar, advierte que el crédito en dólares “es un excelente negocio si se espera que el tipo de cambio se mantenga estable”. Pero si hay una devaluación inesperada, aquellos que tomaron deuda en moneda extranjera y generan ingresos en pesos enfrentarán serias dificultades para cumplir con sus obligaciones.
Impacto en el mercado inmobiliario y tasas de interés
El economista Federico González Rouco, de la consultora Empiria, señaló que la flexibilización del crédito en dólares puede no ser tan relevante para préstamos personales, pero sí para los hipotecarios o prendarios. Explicó que las tasas dependerán de la rentabilidad que los bancos obtengan con sus Obligaciones Negociables y del costo del financiamiento externo.
Según estimaciones del sector, una tasa anual del 10% más la variación del tipo de cambio sería un escenario probable. Actualmente, los bancos ya ofrecen créditos en dólares con tasas muy variables: para préstamos a 12 meses, Santander cobra un 2,75%, BBVA un 6% y Galicia un 9,5%.
¿Puede esta medida reforzar la apreciación del peso?
El economista Jorge Carrera, exvicepresidente del BCRA, alertó sobre un posible impacto negativo de esta política en el tipo de cambio real. En su cuenta de X, advirtió que impulsar a los bancos a endeudarse en el exterior para financiar sectores no transables podría fortalecer la apreciación del peso, generando un problema de competitividad en el largo plazo.
El gran interrogante es si el actual esquema cambiario es sostenible en el tiempo. Mientras el dólar oficial siga planchado, la demanda de créditos en moneda extranjera continuará en ascenso, pero cualquier episodio de volatilidad podría convertir esta opción en un problema para quienes no cuenten con ingresos dolarizados.