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VIDA Y ESTILO

De la bodega al picnic: vinos del norte argentino para acompañar el verano

Verano y picnic son dos aliados de la vida familiar, una buena gastronomía acompañada de vinos del Valle Calchaquí

Vinos del norte argentino

Pocas cosas remontan certeramente a la primavera y el verano como los picnics. Las bebidas refrescantes sin alcohol son un clásico, a la que se suma la sofisticación de unos buenos vinos del norte argentino o de un espumante, aunque también forman parte de las opciones los tragos que se preparan a partir de ellos.

El turismo enológico se lleva la mejor tajada en los Valles Calchaquíes. Desde hace un tiempo, la visita de extranjeros y locales al norte de Argentina dejó de ser específicamente en invierno. Hoy, de la mano de múltiples atracciones que ofrecen programas familiares, opciones para viajes románticos y de conocimiento, los cerros se convirtieron en protagonistas.

Desde la Poma hasta Hualfín, en Catamarca, los Valles Calchaquíes ofrecen una oferta amplia y de gran calidad. Un buen menú para la cesta de picnic incluye opciones frías como variedad de quesos, que en el valle abundan, desde los tradicionales de vaca hasta los de cabra de producción local, sin olvidar los blandos, que pueden ser locales o franceses para los más sofisticados.

La imaginación, parte fundamental

En la variedad está el gusto del picnic. La simpleza de una canasta y de un mantel a cuadros, clásicos si los hay, no puede ser reemplazada fácilmente. ¿Qué más podemos sumar al menú estival? Huevos en sus distintas cocciones y variedades, verduras frescas, diversos tipos de panes, frutos secos acompañados de olivas, uvas e higos.

Generalmente en estos programas familiares son infaltables los niños, para disfrutar de la conjunción cerros, ríos y juegos. Para ellos hay opciones divertidas, donde la creatividad juega su mejor carta. Pero no solo para niños, sino también para los que prefieren bebidas sin alcohol, este es el espacio para las aguas saborizadas: limonadas con menta y jenjibre, limonadas de sandía y menta, combinando su dulzor con la frescura de la menta.

Traigamos a nuestro picnic también los granos y cereales tan en boga actualmente, otra opción es el agua de lima con semillas de chía, bebida exquisita que aporta vitaminas y nutrientes de gran valor para la salud, junto con una eficiente hidratación.

Opciones de vinos del norte argentino para exquisitos

Aquí es donde la aridez del paisaje de los Valles Calchaquíes invita a degustar los frutos de su tierra. Nada mejor que un buen torrontés, característico de estas tierras. La bodega Federico Mena Saravia, en Hualfín, Catamarca, ofrece su Viña Centenaria Torrontés, que ya se convirtió en un clásico, al que Tim Atkin, “master of wine” le otorgó 93 puntos. Un vino de altura de lujo para disfrutar con todos los sentidos, desde la vista con su color amarillo brillante claro con tonos verdosos, pasando por la nariz, donde aparecen notas de flores blancas y durazno blanco, para culminar estructurado en boca, de buen volumen, fresco, equilibrado, de largo y armónico final.

Para los enamorados de los espumantes, la Bodega El Esteco tiene su Blanc de Blancs, fresco y vital, excelente compañero de ensaladas de verduras frescas o frutas de estación. Sus notas cítricas son refrescantes y sus burbujas finas y delicadas.

La línea Michel Torino ofrece el Cuma Torrontés, un blanco con aromas frutados y florales del valle, que además es orgánico. Cerremos los ojos y nos imaginamos en la buena compañía de quesos suaves en su más amplia gama, frutas frescas y distintos tipos de jamones.

Solos o acompañados, estas opciones se presentan ideales. El sol es una excelente compañía para un atardecer donde la propuesta gastronómica también incluye platos dulces, desde frutas de estación hasta compotas de la quinta. Un infaltable de los picnics gourmet, esos que se pusieron de moda con el refinamiento de los vinos del norte argentino.

Y esa hora es la ideal para descorchar un rosado como el Viña Centenaria Rosé, de Bodega Federico Mena Saravia, un vino que atrapa desde el color cereza que destella su botella, aromas a fruta roja madura, especias y fresas, con un final en boca fresco y suave. Un placer para beber sorbo a sorbo, disfrutando plenamente del fruto de la tierra de Hualfín, un vino de altura con mayúsculas.