En una columna de opinión enviada a La Nación, el presidente Javier Milei criticó a los economistas que alertan sobre un supuesto atraso cambiario y ratificó que su gobierno no llevará a cabo una devaluación. En su extenso análisis, desarmó los argumentos de quienes advierten sobre la apreciación del peso y explicó por qué considera que el tipo de cambio se encuentra en equilibrio.
Milei sostuvo que cada vez que el tipo de cambio real comienza a bajar, los economistas repiten como un «disco rayado» las mismas alarmas sobre un supuesto atraso cambiario, sin considerar la posibilidad de una apreciación del peso. Según el mandatario, el método utilizado para evaluar esta cuestión tiene graves fallas metodológicas.
Los errores en la medición del tipo de cambio real
El presidente argumentó que no es posible determinar con precisión si el tipo de cambio está atrasado, ya que eso requeriría conocer en detalle las preferencias, la tecnología y las dotaciones tanto de la economía local como de la mundial, no solo en el presente, sino también en el futuro. A su vez, cuestionó que muchos economistas recurran a promedios históricos como referencia, asumiendo que los parámetros económicos permanecen inalterables a lo largo del tiempo, lo cual considera erróneo.
Milei también criticó la tendencia de algunos analistas a tomar como referencia el período posterior a la salida de la convertibilidad, sin considerar que en esa etapa se violaron derechos de propiedad y hubo una depreciación sistemática del peso. En su opinión, esto lleva a conclusiones equivocadas sobre el supuesto atraso cambiario.
Además, mencionó un reciente artículo del economista Rafael Di Tella, en el que se muestra evidencia empírica sobre estabilizaciones exitosas, indicando que en estos procesos es natural que el tipo de cambio real caiga, especialmente cuando la inflación de inicio es muy alta. Sin embargo, Milei cuestionó que muchos economistas omitan esta información porque «choca con el relato alarmista de consultores y opositores».
Tres patrones históricos y por qué no se aplican al modelo actual
El presidente analizó tres patrones históricos que han provocado atraso cambiario en Argentina y explicó por qué considera que ninguno de ellos es aplicable a la actual gestión. En el «patrón kirchnerista», el déficit fiscal es financiado con emisión monetaria, lo que genera inflación y una consecuente pérdida de reservas. Esto obliga al gobierno a establecer restricciones cambiarias para evitar una devaluación abrupta.
En el «patrón Cambiemita», el déficit fiscal persiste, pero en lugar de financiarse con emisión monetaria, se recurre al endeudamiento externo, lo que genera una caída en el precio del dólar y una apreciación artificial del peso.
En el «patrón de la Dictadura», el déficit se financia con emisión monetaria, que luego es esterilizada con tasas de interés elevadas, lo que mantiene un dólar planchado mientras la inflación sigue en aumento.
Milei enfatizó que en la actualidad no existe déficit fiscal, por lo que no hay emisión monetaria para financiar al Tesoro ni necesidad de restricciones cambiarias. Tampoco se recurre al endeudamiento externo, ya que la deuda consolidada del Estado Nacional ha disminuido en más de US$30.000 millones. Finalmente, descartó el patrón de la dictadura, señalando que no hay necesidad de esterilizar dinero porque no se ha creado, y destacó la tendencia decreciente de la tasa de interés.
Enfoque alternativo: bienes transables y no transables
Otro enfoque para analizar el atraso cambiario, según Milei, es el modelo de bienes transables y no transables. Explicó que el tipo de cambio real se define por la relación entre el precio de los bienes transables y los no transables.
En este sentido, si hubiera un shock negativo en el sector de bienes no transables, su precio subiría, pero interpretar esto como un atraso cambiario y proponer una devaluación sería un error, ya que distorsionaría la señal de precios necesaria para atraer inversiones a ese sector. También señaló que cuando el gasto público se reduce, los precios de los bienes no transables bajan, lo que tiende a generar una apreciación del peso.
Además, analizó la situación desde la perspectiva del PIB per cápita a paridad del poder adquisitivo (PPP). Según datos del Banco Mundial, el PIB per cápita de Argentina a PPP es de US$30.000, mientras que a dólares corrientes es de US$15.000, lo que indica que no solo no hay atraso cambiario, sino que el dólar podría caer hasta los $600 sin afectar el equilibrio económico. Recordó que durante la convertibilidad el dólar equivalía a unos $700, aun sin equilibrio fiscal.
La cuenta corriente y la estabilidad fiscal
Milei también respondió a las críticas de los economistas que expresan preocupación por el déficit en la cuenta corriente. Explicó que Argentina es acreedor neto del mundo, lo que le permitiría sostener un déficit de cuenta corriente dentro de su restricción presupuestaria intertemporal. Además, mencionó que sectores clave como petróleo, gas, litio, cobre y agroindustria recibirán una ola de inversiones que fortalecerán la moneda en el futuro.
Por otro lado, destacó la caída del riesgo país desde su llegada al gobierno y aseguró que, en la medida en que la tasa de interés internacional disminuya por debajo de la doméstica, no debería sorprender que la cuenta corriente registre un déficit temporal, lo cual, bajo el actual equilibrio fiscal, no representa un problema.
La conclusión del Presidente: «El Gobierno no devaluará»
Desde una perspectiva monetaria, el presidente sostuvo que la oferta de pesos se está contrayendo debido al superávit fiscal, lo que absorbe más del 6% de la base monetaria por mes. En simultáneo, la demanda de dinero se está recomponiendo y la economía está creciendo, lo que refuerza su argumento de que «el dólar no tiene combustible monetario para subir».
Milei cerró su columna criticando a los economistas que, según él, buscan justificar sus errores de pronóstico en 2024 apostando por una devaluación. Aseguró que el Gobierno no devaluará para «salvarles la ropa a sus clientes a costa del dolor de los argentinos de bien».