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POLÍTICA

El último nido kirchnerista: los dirigentes sociales y piqueteros bajo el ala de Axel Kicillof con una montaña de contratos

Emilio Pérsico, Eduardo Belliboni, Silvia Saravia y Juan Grabois se mantienen en silencio cuando se toca este tema en las entrevistas.

Axel Kicillof

El movimiento piquetero, que durante años paralizó el país con cortes y acampes, hoy brilla por su ausencia. La imagen de manifestantes jugando al fútbol sobre la 9 de Julio quedó en el pasado, y los dirigentes que encabezaban esas movilizaciones han encontrado una nueva trinchera: el gobierno de Axel Kicillof. Con la billetera del Estado provincial, el kirchnerismo recicló a buena parte de la cúpula piquetera, asegurándoles sueldos y contratos en la administración bonaerense.

Mientras los relatos apocalípticos del kirchnerismo anunciaban un “diciembre negro” y un supuesto estallido social que nunca ocurrió, figuras como Emilio Pérsico, Eduardo Belliboni, Silvia Saravia y Juan Grabois optaron por el silencio. La prédica de un ajuste despiadado que llevaría al pueblo a las calles quedó desmentida por la realidad: no hubo piquetes masivos, ni una rebelión popular, solo un reacomodamiento de los mismos de siempre en nuevos puestos estatales.

La protección de Kicillof y La Cámpora

Desde la gobernación bonaerense, Kicillof se convirtió en el principal benefactor de los dirigentes sociales que quedaron huérfanos tras la caída del kirchnerismo a nivel nacional. A través del ministro de Desarrollo Social, Andrés “Cuervo” Larroque, el gobernador absorbió a los principales cuadros del Movimiento Evita y otras organizaciones de izquierda, garantizándoles un sueldo bajo la estructura de la provincia.

Uno de los principales beneficiados es Gildo Onorato, histórico ladero de Pérsico, que ahora cumple funciones dentro del Ministerio de Desarrollo Social bonaerense. Junto a él, Rafael Klejzer, referente del MP La Dignidad, y Esteban “Gringo” Castro, exlíder de la UTEP, encontraron cobijo en la administración Kicillof.

El reacomodo no solo se dio en la provincia, sino también en municipios dominados por La Cámpora. En Moreno, el dirigente del Evita y exdiputado Leonardo Grosso consiguió un puesto en el gabinete local, asegurándose continuidad política dentro del esquema kirchnerista.

El fracaso de los movimientos sociales

Lejos de ser una herramienta de transformación, los movimientos piqueteros se convirtieron en una maquinaria de acumulación de poder y fondos públicos. Desde el duhaldismo hasta el kirchnerismo, los dirigentes sociales encontraron en el Estado una fuente inagotable de recursos, pero los resultados para los sectores que dicen representar fueron desastrosos: la pobreza se profundizó, las condiciones de vida en el conurbano empeoraron y el narcotráfico avanzó en los barrios más vulnerables.

El caso de Milagro Sala en Jujuy es el ejemplo más extremo de este modelo. Con el aval de los Kirchner, construyó un estado paralelo, administrando millones en fondos públicos sin rendición de cuentas. Hoy, Sala está presa por corrupción, pero en el conurbano bonaerense otros dirigentes intentaron replicar su modelo con la complicidad de los gobiernos K.

Kicillof, la nueva y última apuesta kirchnerista

Con la mirada puesta en 2027, Kicillof busca consolidarse como el principal referente del kirchnerismo, rodeándose de los mismos dirigentes que durante años administraron la pobreza con discursos progresistas mientras aseguraban sus privilegios. Bajo el lema “El futuro es Axel”, la provincia de Buenos Aires se llena de afiches y pintadas financiadas por el propio gobierno bonaerense, en una estrategia que busca posicionarlo como el sucesor de Cristina Fernández.

Detrás de esta movida se encuentra Daniel “Chuky” Menéndez, otro exdirigente piquetero que ahora ocupa un cargo en la Dirección Política de Formación y Dirección de la provincia. Menéndez, que en su momento fue uno de los hombres de confianza de Pérsico, hoy encabeza la campaña territorial de Kicillof, usando la estructura del Estado para fortalecer su figura política.

El panorama es claro: mientras el kirchnerismo perdió el control del gobierno nacional, busca refugio en la provincia de Buenos Aires, sosteniendo a sus cuadros con dinero público y asegurando su supervivencia política. La pregunta es cuánto tiempo más podrán mantener esta estructura sin el respaldo de la Casa Rosada ni los recursos del Estado nacional.