El Gobierno de Javier Milei se ha propuesto evitar turbulencias económicas de cara a las elecciones de medio término. Para ello, el ministro de Economía, Luis Caputo, delineó una serie de medidas destinadas a garantizar la disponibilidad de divisas, controlar la estabilidad cambiaria y mantener la tendencia de desinflación que se ha convertido en el principal activo de la administración libertaria.
Desde la reducción temporal de retenciones hasta la negociación de un nuevo acuerdo con el FMI, la estrategia económica apunta a fortalecer las reservas y despejar incertidumbres. La premisa es clara: evitar cualquier sacudón cambiario que pueda impactar en la inflación y, por ende, en la percepción de la gestión ante el electorado.
Una estrategia integral para garantizar estabilidad
El presidente Milei ha reiterado en distintas ocasiones que el levantamiento del cepo cambiario no es una cuestión ideológica sino de tiempos técnicos. En su presentación en el Foro de Davos, explicó que la clave para liberar el mercado de cambios radica en la obtención de fondos frescos que permitan equilibrar la relación entre pesos y dólares en el balance del Banco Central.
Caputo, por su parte, viene trabajando en una hoja de ruta que incluye tres ejes principales: la reducción de impuestos distorsivos como las retenciones, la postergación de vencimientos de deuda en pesos y la negociación con el FMI para acceder a financiamiento.
Uno de los puntos clave es la rebaja transitoria de los derechos de exportación, anunciada el 23 de enero, que busca incentivar la liquidación de divisas por parte del sector agroexportador. Se trata de una medida con impacto directo en las reservas del Banco Central, ya que permite un flujo más ágil de dólares provenientes de la cosecha gruesa del segundo trimestre.
El peso del agro en la estrategia cambiaria
La reducción de retenciones, vigente hasta el 30 de junio, es vista por analistas como una jugada doble: por un lado, mejora la competitividad del sector agrícola, incentivando la liquidación de divisas, y por otro, blanquea precios al interior del mercado de granos, generando un efecto positivo en la recaudación tributaria a través del impuesto a las Ganancias.
En este sentido, la firma Portfolio Personal Inversiones destacó que la medida podría verse como un “adelanto de liquidez” más que un incentivo estructural a la producción, pero en el corto plazo contribuiría a fortalecer las reservas y mejorar la cotización de los bonos soberanos.
Desde el Grupo IEB (Invertir en Bolsa), señalaron que la decisión de reducir las retenciones cumple con el compromiso asumido en la presentación del Presupuesto 2025 y genera una nueva señal de “delivery” al mercado, lo que se traduce en mayor confianza y estabilidad en el plano financiero.
Acuerdo con el FMI y reducción de la deuda en pesos
Otro de los pilares de la estrategia de Caputo es la negociación con el FMI para acceder a un nuevo acuerdo que no solo permita refinanciar vencimientos, sino que también habilite una inyección de liquidez.
Bank of America y Morgan Stanley han señalado en informes recientes que la reapertura del acceso al crédito externo podría producirse en el segundo semestre del año, siempre y cuando se consolide el superávit fiscal y se reduzca la prima de riesgo país.
En paralelo, el Ministerio de Economía realizó un exitoso canje de deuda en pesos, logrando postergar vencimientos por $14 billones hasta 2026. Esta operación, equivalente a casi la mitad de la base monetaria, contribuye a reducir las presiones sobre el tipo de cambio y mitiga el riesgo de volatilidad en los meses previos a los comicios.
Desde Max Capital destacaron que la combinación de medidas adoptadas hasta el momento —incluyendo la reducción de tasas de interés y el ajuste en los encajes bancarios— permite administrar de manera más eficiente la oferta monetaria y evitar desequilibrios en el mercado de cambios.
La mirada de los mercados y el factor electoral
La estrategia de Caputo ha sido bien recibida en los mercados financieros. La calificadora Moody’s mejoró la nota de la deuda argentina, pasando de Ca a Caa3, y elevó su perspectiva de “estable” a “positiva”.
El dato no es menor, ya que sugiere que la política económica del gobierno libertario está logrando generar confianza en los inversores, lo que podría traducirse en mejores condiciones de financiamiento en el futuro cercano.
A nivel local, la administración Milei se enfrenta a un dilema. Si bien la estabilidad cambiaria y la desinflación se recibieron positivamente por la sociedad, la implementación del ajuste fiscal y las medidas de liberalización económica aún no mostraron un impacto concreto en la reactivación del consumo y la actividad productiva.
El gobierno confía en que el alivio en la presión impositiva y la progresiva recuperación del poder adquisitivo ayudarán a mejorar la percepción pública de la gestión de cara a las elecciones legislativas. Sin embargo, cualquier turbulencia cambiaria podría socavar la estabilidad lograda hasta el momento y generar un clima de incertidumbre en el electorado.