Los vinos tintos de Burdeos se caracterizan por presentar un cuerpo medio a amplio, con aromas de grosella negra, ciruelas y notas terrosas de grava húmeda o mina de lápiz. La región de Burdeos, en el suroeste de Francia, es una de las regiones vinícolas más célebres del mundo, por el hecho de elaborar algunos de los vinos más apreciados y anhelados, así sea que se trate de vinos tintos opulentamente ricos o blancos secos o dulces, que el mundo ha conocido a lo largo de la historia. Y para una región que constantemente produce vino de calidad, sorprendentemente también lo hace en una gran cantidad. En ese sentido, Burdeos produce más de 60 millones de cajas de vino al año, casi todas ellas con denominación de origen controlada (AOC).
Un reciente estudio de la Universidad de Burdeos examinó 26 variedades de uva tinta con el objetivo de determinar su idoneidad y adaptabilidad al cambio climático. Los investigadores identificaron cinco candidatas (Fer Servadou, Duras, Manseng noir, Vinhão y Arinarnoa) que se asemejan a las variedades clásicas de Burdeos en su perfil sensorial. Todas ellas también presentan rasgos fisiológicos para hacer frente a un clima cada vez más cálido y seco.

Dado que la composición de los vinos de Burdeos está estrictamente regulada por la AOC, estas nuevas variedades podrían utilizarse inicialmente como variedades secundarias de uva en pequeñas proporciones en blends. El objetivo del estudio fue evaluar el impacto de estas cinco variedades de uva en la tipicidad del clásico coupage bordelés elaborado con Cabernet Sauvignon, Merlot, Cabernet Franc y Petit Verdot. Para ello, las variedades individuales se añadieron en proporciones del diez o del 30 por ciento.
El desarrollo de los estudios
A lo largo de dos meses se realizaron dos análisis sensoriales. En la primera serie de pruebas, 37 catadores profesionales evaluaron los vinos. El resultado dictamina que la tipicidad bordelesa se mantuvo prácticamente intacta, incluso con la adición de un diez o un 30 por ciento de las nuevas variedades de uva. Una notable excepción fue la variedad Vinhão, cuya introducción provocó una mínima disminución de la tipicidad. En una segunda ronda de cata, un panel de 20 expertos examinó los vinos una vez a ciegas y una segunda vez con conocimiento de las variedades de uva incluidas.
Se concluyó que la información sobre la composición no tuvo influencia en la evaluación de la tipicidad. Esto sugiere que la introducción de nuevas variedades de uva no tuvo un impacto significativo en la percepción de la tipicidad bordelesa por parte de los expertos experimentados. Otro resultado de estas pruebas sensoriales fue que el coupage clásico bordelés fue calificado como el más típico.

Las variedades de uva Duras y Arinarnoa no influyeron significativamente en la percepción de esta tipicidad, incluso con una adición del 30 por ciento. Por el contrario, la adición de Fer Servadou (10% o 30%), Manseng noir (30%) o Vinhão (30%) condujo a una disminución mensurable en la tipicidad. Sin embargo, estos cambios se produjeron dentro de un espectro estrecho que va de «más» a «menos típico». La característica fundamental de los vinos de Burdeos permaneció intacta.
Conclusiones
Si bien la mayoría de las investigaciones sobre blends ponen el foco en los cambios químicos, hasta ahora apenas se ha investigado la cuestión de la tipicidad. No obstante, esta es una cuestión central, ya que la tipicidad está estrechamente ligada a la capacidad de reconocimiento de un vino. Asimismo, afecta de manera sensible la disposición de los consumidores a comprar.
Este estudio supone un paso importante y fundamental hacia la plausible introducción de las cinco variedades de uva no autóctonas examinadas en el coupage clásico bordelés. Según los investigadores, se requiere de más investigación para poder evaluar la tipicidad de las distintas mezclas después del envejecimiento en barrica y botella, como así también entre diferentes añadas.