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“Noche tranquila”: incertidumbre tras el nuevo parte médico del papa Francisco

Desde el Vaticano remarcaron que no ha cambiado la condición de grave del estado de salud del papa Francisco.

Papa Francisco

El papa Francisco “pasó una noche tranquila”, informaron este domingo desde el Vaticano, pero aclararon  que su estado “sigue siendo crítico”. El Policlínico Gemelli de Roma, donde Jorge Bergoglio está internado desde el 14 de febrero, señaló, a través de su canal de Telegram, que el Sumo Pontífice “pasó una noche tranquila y descansó”. Por lo tanto, persiste la incertidumbre en el entorno del Santo Padre.

El papa Francisco continúa en estado crítico tras sufrir una crisis respiratoria asmática prolongada, por lo que requirió la aplicación de alto flujo de oxígeno, según se comunicó en el último boletín médico difundido por la Sala de Prensa del Vaticano. Además, los análisis de sangre revelaron trombocitopenia, asociada a una anemia, lo que llevó a los médicos a administrarle transfusiones de sangre, consignó NA.

El Santo Padre permaneció el sábado atento, aunque con mayores dolores que el día anterior, y pasó la jornada en su sillón. Sin embargo, el parte médico advierte que, por el momento, el pronóstico sigue siendo reservado. De 87 años, el Papa se encuentra internado en el hospital Gemelli de Roma, Italia, donde recibe tratamiento intensivo. La situación genera gran preocupación en el Vaticano mientras se mantiene la expectativa por su evolución en las próximas horas.

Qué es la trombocitopenia

La trombocitopenia es una afección médica caracterizada por una disminución anormal del número de plaquetas en la sangre. Las plaquetas o trombocitos son células sanguíneas esenciales para la coagulación, ya que ayudan a detener hemorragias formando coágulos en los vasos sanguíneos dañados. Está afección puede originarse por diversos factores, como trastornos de la médula ósea, como leucemia o insuficiencia medular.

Entre otras causas de la trombocitopenia, de destacan las siguientes: infecciones virales severas, como dengue, hepatitis o VIH. Deficiencias nutricionales, especialmente de vitamina B12 y ácido fólico; enfermedades autoinmunes, como el lupus o la púrpura trombocitopénica idiopática (PTI); efectos secundarios de medicamentos, como la quimioterapia o ciertos antibióticos. Problemas hepáticos o del bazo, que pueden provocar la destrucción de plaquetas.

En tanto, los síntomas pueden variar en intensidad, pero incluyen aparición de moretones espontáneos (equimosis) y sangrado nasal frecuente (epistaxis). A su vez, pueden presentarse encías sangrantes, puntos rojos en la piel (petequias) y hemorragias prolongadas tras cortes o heridas leves. Asimismo, en casos graves, sangrado interno, que puede manifestarse con sangre en la orina o en las heces.

El tratamiento depende de la causa subyacente y de la gravedad de la trombocitopenia. En algunos casos leves, no es necesario ningún tratamiento. Sin embargo, en situaciones más graves, puede requerirse transfusiones de plaquetas; corticosteroides o inmunosupresores, si la causa es autoinmune, suspensión de medicamentos que puedan estar afectando la producción de plaquetas, y/o tratamiento de base, si la trombocitopenia es secundaria a otra patología.