La patrulla digital oficialista Las Fuerzas del Cielo, encabezada por Daniel Parisini, más conocido como Gordo Dan, decidió «excomulgar» a Marcos Palazzo, un joven de 22 años que se había convertido en uno de los principales agitadores del espacio. Su expulsión llegó en el contexto de la masiva marcha antifascista y antirracista de grupos LGBTIQ+ que desafió al Gobierno nacional.
Palazzo era conocido por infiltrarse en asambleas del colectivo LGBTIQ+ y luego denunciar a los militantes por sus reacciones. Sin embargo, su protagonismo en la convocatoria del 26 de enero, cuando miles de argentinos marcharon en defensa de los derechos adquiridos, terminó por incomodar al oficialismo. «Tanto le jodió a este lobby LGTB extremista mi cobertura periodística, es decir la de un periodista de tan solo 22 años, que hoy se van a congregar nuevamente en una marcha antifacista, antiracista y con la CGT», había celebrado en sus redes sociales, adjudicándose el impulso de la movilización.
Desde la patrulla digital libertaria, la reacción fue tajante. «Defendemos una causa justa y noble, muchísimo más grande que cada uno de nosotros. Las personas somos meros instrumentos en esta causa. Aquellos que no lo entiendan no tienen lugar en este movimiento», sentenció la cuenta oficial de Las Fuerzas del Cielo, marcando el final de Palazzo dentro del espacio.
El quiebre se produjo porque Palazzo no interpretó la nueva estrategia del oficialismo: bajar el tono de la confrontación con el colectivo LGBTIQ+ tras el discurso de Milei en Davos, donde había vinculado la agenda de género con el marxismo y la pedofilia. Mientras Palazzo insistía en destacar el ataque a la movilización en redes, el Gobierno intentaba minimizar su impacto.
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La expulsión del joven provocador responde a un patrón de comportamiento dentro del grupo de Gordo Dan. Palazzo era solo uno de los tantos militantes que se graban en manifestaciones opositoras, viralizan sus videos y buscan ser replicados por el presidente o por medios tradicionales. Un modelo de agitación digital similar al que popularizaron figuras como Javier Negre en España e influencers de extrema derecha en Estados Unidos.
Además de sus provocaciones, Palazzo tenía antecedentes polémicos dentro del espacio libertario. Consideraba al alemán condenado por delitos contra judíos, Adolf Eichmann, como una «víctima de la guerra», cuestionó su detención en Argentina y sostenía que las Islas Malvinas eran territorio inglés. Sin embargo, su reciente expulsión demuestra que su mayor error no fueron sus declaraciones extremas, sino su incapacidad para alinearse con la estrategia de comunicación del oficialismo.
La caída de Palazzo es solo el último episodio en la interna del círculo libertario. Su salida llega después del escándalo por el acto de estética nazi en San Miguel, donde Parisini aseguró que su grupo sería el «brazo armado» de La Libertad Avanza. Ahora, la patrulla digital oficialista se quedó sin uno de sus soldados más ruidosos.
— ASB (@ASB2509) February 1, 2025
