Connect with us

Hola, qué estás buscando?

VIDA Y ESTILO

Postres con vino, un maridaje perfecto

Una combinación donde la creatividad no tiene límites; a la hora de los postres el vino completa la elección

Vino y postre, juntos o combinados, nada mejor para terminar un menú. Cuando hablamos de postres con vino, ya sea que se trate de comidas elaboradas o de platos simples, la sencillez de la elección del menú justifica un corolario de lujo, y este punto a favor solo puede provenir de la delicadeza de una bebida como el vino, tan antigua como versátil.

Sea que forme parte de la receta o acompañe este paso del menú, el vino y el postre forman una pareja que siempre da que hablar. Si comenzamos a explorar, empezando por Argentina, donde el vino reina en regiones como Cuyo, el Norte y la Patagonia, el helado de vino torrontés o malbec van camino a convertirse en clásicos.

Los churros y flanes de México representan la ocasión ideal para acompañarlos con sabrosas salsas que utilizan el vino como ingrediente base. En la Antigua Roma ya se observaba la costumbre de preparar dulces con pasas maceradas en vino. Hoy, en el norte de Argentina, la uva macerada en aguardiente es un clásico del que echan mano los locales cuando aprieta el fío en la puna.

La Edad Media también fue una época de innovaciones culinarias, y el vino no se quedó atrás en las preferencias de los cocineros. Allí se destacaba en recetas que contenían frutas maceradas y cocinadas en él.

Pero no nos vayamos tan lejos, hoy las peras y manzanas caramelizadas en vino tinto ya son un clásico. Con toques especiados como canela, clavo de olor, vainas de vainilla y anís estrellado completan la receta. Si bien su origen se remonta a la elegante cocina francesa, hoy podemos decir que el mundo se apropió de esta receta y cada región tiene su propia versión.

El que también tiene su propia versión de las peras al vino tinto es el reconocido chef británico Gordon Ramsay, que decide añadir a las especias toques cítricos. Nada extraordinario, pero la combinación de especias con cítricos hace la delicia de los contrastes, ofreciendo una versión redimensionada de un clásico.

Siguiendo con el maridaje frutas y vino, el chef español José Andrés tiene su as bajo la manga. Se trata de preparar vino tinto con azúcar y canela para dejar marinar rodajas de naranja en esa solución. ¿Resultado? Un postre poco convencional con extraordinario sabor.

Italia se gloría de tener el famoso zabaione o sabayón, como también se lo conoce. Su elaboración consiste en batir yemas con azúcar agregando vino dulce, por lo general el marsala, para lograr una crema espumosa y liviana. Todo un clásico de la repostería italiana.

Siguiendo la creatividad que caracteriza a los italianos, el chef Massimo Bottura le da un giro de tuerca y en lugar de masala utiliza vino tinto. Para agregarle sofisticación sube la apuesta y elige servir esta crema caliente, un toque minimalista más allá de lo convencional. ¿Su nombre? Zabaione al vino tinto, así de simple, pero pleno de sabor.

Volviendo a Inglaterra, la chef Nigella Lawson recurre al merengue cocido para elaborar una pavlova de limón con vino dulce. La crocantez del merengue sumada a la crema de limón, con el justo equilibrio entre acidez y dulzor, y al vino tinto generan una explosión de texturas y sabores.

El vino con los postres potencia su sabor y las cualidades dulces de los ingredientes. No es novedad que despierta la creatividad al máximo cuando se trata de elaborar el último paso del menú. Es simple, el vino enamora, despierta instintos de combinar distintos elementos para conjugarlos en el paso final de un menú de excelencia: un postre a la altura del vino, y una bebida cuya versatilidad, una vez más demuestra que en cuanto a creatividad, no tiene límites.