La idea de que los franceses consumen vinos todos los días representa un concepto ampliamente extendido y, aunque normalmente este tipo de clichés propenden a ser tendenciosos e injustificados, en este caso se trata de uno bastante acertado. Así, por ejemplo, en Estados Unidos, un adulto medio bebe un promedio de 12,4 litros de vino al año, mientras que en Francia la cifra asciende a 50,2.
Dicho de otro modo, por cada copa de vino que bebe un estadounidense, un francés bebe cuatro. Las razones de este fenómeno, desde luego, son muchas. Para empezar, beber vino en Francia no se considera un lujo. Como el vino es menos costoso, la gente tiende a tomar una o dos copas durante el almuerzo y la cena, incluido el presidente Emmanuel Macron.
Pero la realidad de que los franceses consumen más vino que los estadounidenses no debe hacer suponer que todos los franceses sean eruditos en la materia. En efecto, el hecho de que beber vino es común en Francia, muchos consumidores compran botellas económicas en el supermercado y están lejos de ser los expertos en vino que se supone que son. Veremos, entonces, qué aspectos tienen presente los franceses a la hora de escoger un vino.
Choisir la bouteille: seleccionar la botella
Llegado el caso de tener que comprar una botella para una cena, es conveniente consultar al anfitrión qué alimentos servirán. Contando con esa información, será mucho más sencillo reducir las opciones descartando las variedades que no maridan con la cena. En términos generales, los vinos tintos combinan especialmente bien con carnes rojas u oscuras, mientras que los vinos blancos con carnes claras, como aves y pescado. Por su parte, los vinos dulces van bien con el postre. Finalmente, el Rosé frío resulta óptimo para un aperitivo o con las entradas.
Asimismo, también será una buena idea consultar la etiqueta trasera de la botella. La mayoría de las veces, esta etiqueta brinda información acerca de quién importa el vino, sobre todo si es un vino natural. Optar por importadores de confianza permitirá descubrir toda una gama de botellas seleccionadas por el mismo curador. Es útil pensar en los importadores y distribuidores como colaboradores, trabajando juntos para crear una cartera que represente un punto de vista coherente, de modo que si gusta una botella suya, valdrá la pena ver en qué más han puesto su nombre.
Un aspecto fundamental es no elegir nunca una botella de vino amparados en su valor de venta. El precio no es y no ha sido nunca garantía de calidad. En efecto, es posible conseguir una muy buena botella de vino por menos de 10 euros en Francia o, por otro lado, vinos muy malos por 20 en la misma región. Por esa razón, siempre es buena idea buscar botellas de vino con la opinión del caviste. Los cavistes (vendedores de vinos) estarán, frecuentemente, encantados de brindar asesoramiento y sugerir vinos que se adapten a las necesidades y gustos de que se trate. Aún más, algunos incluso permiten probar vinos.
Conseils pour bien servir son vin: consejos para servir un vino
En 1986, Georg Riedel lanzó una línea de copas de vino asequibles llamada Vinum. Esta colección presentaba diferentes estilos de copas que correspondían a diferentes vinos, lo cual sorprendió a los consumidores franceses. Estaban acostumbrados a un solo tipo de copa de vino, pero, con el paso de los años, servir vino en diferentes copas se ha vuelto común. Según la mayoría de los expertos en vinos franceses, el vino nunca debe servirse en copas sin base, ya que las manos calentarán el vino si no presenta un tallo para sostener.
A la hora de descorchar un vino, los sommeliers generalmente utilizan sacacorchos simples, presionan el sacacorchos en el corcho ligeramente descentrado y cortan el papel de aluminio alrededor de la botella de vino en el labio inferior. Nunca debe quitarse toda la cápsula de aluminio alrededor del cuello de la botella porque los franceses lo consideran de mala educación. Una vez abierta la botella, es mejor dejar respirar el vino un rato.
Nunca es conveniente llenar la copa por encima de la mitad. Muchos estadounidenses beben en copas de vino muy grandes, pero los franceses tienden a beber en copas pequeñas que no están demasiado llenas. Un tercio de su capacidad suele ser una buena regla. Esto también hace que sea más fácil sostener la copa de vino por el tallo o la base, que es el modo en que lo hacen los expertos.
