Se generó un sacudón en LN+ por lo que sucedió con el ciclo que lleva adelante Cristina Pérez. Sucede que la comunicadora ingresó a la señal de noticias luego del éxodo masivo de sus colegas hacia A24, espacio en el que desembarcaron Marina Calabró, Luis Novaresio y Eduardo Feinmann.
Frente a ese acontecimiento, las autoridades de LN+ le dieron el horario de las 19 a Cristina Pérez, pero sus mediciones no fueron las mejores. A una semana de su debut, la periodista se mantiene abajo de los dos puntos de rating y las señales de la competencia le sacan una diferencia importante.
Lo cierto es que la comunicadora se mantiene firme en sus convicciones y relató cómo vive su nuevo desafío a nivel profesional. «Vivo las cosas con mucha adrenalina, es una sustancia que me habita, respiro adrenalina, pero de la buena, entonces todos los sentimientos se canalizan en esa especie de energía eléctrica. Creo que siempre tiene que haber nervios antes de un estreno, mariposas, euforia, tensión y todo lo que implica dar a luz. En este caso, además, para mí es volver», dijo la flamante integrante de LN+
“Siempre pensé que la cámara era como mirar a alguien a los ojos. La cámara, para mí, es un vínculo, es una relación que existe y se construyó a lo largo de todo este tiempo, las relaciones están hechas de tiempo. Siento que esto me acerca, ya que voy a ser yo y ya no la cara institucional de un noticiero, que es una maquinaria muy grande a la que uno debe servir; poder ofrecer mi impronta periodística a la gente, mi mirada de la realidad”, dijo después de unos meses alejada de las cámaras.
Cristina Pérez habló de la dinámica de la TV
«Vivimos un momento en el que hay que aprender, desaprender muchas cosas y conectarnos en nuestro tiempo. Entonces es hacer periodismo desde el registro de hoy que es un registro más llano, donde nuestros oyentes o teleespectadores también son emisores de información, emiten sus opiniones en las redes, construyen historias», comentó.
Por último, la conductora de LN+ expresó: «Nos encontramos en un mano a mano y eso nos da la oportunidad para romper formatos, romper formas de dirigirnos a los demás, hacerlas más coloquiales, sin dejar de buscar el relieve, el nivel del contenido y de la palabra. Sacarnos las máscaras de la corrección. La cercanía de este tiempo la tenemos que vivir con la gente».
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