La variedad de uva blanca Viognier es originaria del valle del Ródano. Sin embargo, si no hubiera sido por los esfuerzos de una bodega del otro lado del planeta, Yalumba, y en particular de su enóloga, Louisa Rose, esta variedad bien podría haberse perdido para siempre.
El especialista Matt Walls, en su publicación Vinos del Ródano, señala que para 1965 quedaban apenas ocho hectáreas de Viognier en todo el mundo. Por su parte, John Livingstone-Learmonth, en Los vinos del Ródano septentrional, registra que en 1971 quedaban 13,7 hectáreas, restringidas a Condrieu (12 hectáreas) y Château Grillet (1,7 hectáreas), aunque seguramente también debía haber vides, aunque fueran pocas, en Côte Rôtie.
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En la actualidad, Viognier representa el 15 por ciento de las plantaciones blancas en el Ródano (1.423 hectáreas), pero eso sigue representado menos del dos por ciento de todas las plantaciones en esa región y poco más de un tercio de las plantaciones totales de Francia (Francia y Australia están ahora en gran medida a la par en cuanto a plantaciones de Viognier).
En 2016, las plantaciones mundiales superaron las 16.000 hectáreas. Walls atribuye gran parte del mérito de haber salvado la variedad a Georges Vernay, un productor de Condrieu, cuya contribución también fue crucial. Es comprensible que en un libro sobre los vinos del valle del Ródano, una operación del sur de Australia poco o nada de reconocimiento.
Su uso en Francia y Australia
Es preciso señalar que el Viognier también supone un componente intrigante de varios vinos tintos, sobre todo los de Côte Rôtie en el Ródano, donde hasta el 20 por ciento de la mezcla puede ser Viognier. Sin embargo, en la práctica es raro que su contribución supere el cinco o acaso el diez por ciento. La razón es que se supone que cuando se cofermenta con Syrah, la Viognier realza el color. Asimismo, se sabe que también añade notas de fragancias fascinantes a los aromas.
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De hecho, es probable que fuera el hecho de que las vides de Viognier se mezclaban a menudo con las de Syrah lo que les permitió evitar la extinción. Esta mezcla de tinto y blanco (no necesariamente de estas dos variedades) no es infrecuente alrededor del mundo en la actualidad. Buenos ejemplos se encuentran en California y en el célebre Clonakilla Shiraz Viognier de la región de Murrumbateman en Australia.
En Francia, Viognier es la uva de Condrieu y de la pequeña denominación Château-Grillet. Esta última tiene apenas tres hectáreas y pertenece en su totalidad a un solo productor, Château-Grillet, ahora propiedad del famoso productor bordelés Château Latour (o quizás más exactamente de su propietario, François Pinault de Kering, que también posee la legendaria casa de Borgoña, Clos de Tart). Como se puede imaginar, la producción de Château-Grillet es mínima y siempre fue muy costosa (después de todo, es difícil imaginar que no lo sea bajo el ala de un Premier Cru).
Qué esperar del Viognier
Los buenos Viognier son una verdadera alegría, una explosión de sabores e intensidad manteniendo el equilibrio y la concentración. Presentan notas a frutas de carozo (especialmente damasco), jengibre, limoncillo, duraznos, mandarinas, mermelada de naranja y madreselva. Se trata de vinos opulentos y de ricos sabores. En ocasiones surge la pregunta acerca de si los Viognier envejecen bien. Al respecto, Louisa Rose declara que «Solo hay unas cinco personas en el mundo que guardan Viognier en sus bodegas para que envejezca, pero cada vez que alguien encuentra una botella que ha sido bien preservada, queda impresionado». En concreto, los vinos Viognier envejecen bien, pero ocurre que se trata de una variedad tan atractiva y tentadora cuando es joven que también da la impresión errónea de que no será una uva que envejezca si se le da la oportunidad.