El Gobierno de Javier Milei ha utilizado una estrategia heterodoxa para mantener la estabilidad cambiaria y contener la inflación, pero el mercado financiero observa con cautela los próximos movimientos, especialmente en el marco del nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). En este contexto, el ministro de Economía, Luis Caputo, insiste en que la situación es diferente a otras etapas de atraso cambiario y que la estabilidad del tipo de cambio se sostendrá sin necesidad de una devaluación abrupta.
El titular del Palacio de Hacienda ha defendido en reiteradas oportunidades que la Argentina no está en una situación de sobrevaluación del peso que requiera un ajuste drástico. Su argumento se basa en el superávit fiscal que el Gobierno ha logrado sostener en los primeros meses de gestión y en la ausencia de emisión monetaria para financiar el gasto público.
Caputo: «Esta vez será distinto»
El ministro reafirmó su visión de que en un futuro cercano «faltarán pesos» en lugar de dólares, lo que llevaría a que la población y las empresas deban desprenderse de divisas para obtener moneda local. En este sentido, Caputo apuesta a que, con el respaldo de la disciplina fiscal y la llegada de dólares del FMI, la estabilidad del tipo de cambio se mantendrá sin una nueva corrección brusca.
No obstante, la gran pregunta en el mercado es cuál será el nuevo marco cambiario una vez que se concrete el acuerdo con el FMI y si el actual esquema de devaluación controlada —con un ajuste del 1% mensual del dólar oficial— seguirá vigente.
Expectativas por el nuevo acuerdo con el FMI y el rol de las reservas
Si bien Caputo evitó precisar montos, trascendió que el nuevo acuerdo con el FMI incluiría alrededor de 12.000 millones de dólares para refinanciar vencimientos y otros 8.000 millones para fortalecer las reservas del Banco Central. Estos recursos serían fundamentales para evitar tensiones cambiarias y reforzar la confianza en la estabilidad económica.
El esquema de intervención del Banco Central ha sido clave en este proceso. Actualmente, el 80% de las exportaciones se liquida al dólar oficial ($1.066), mientras que el 20% restante lo hace a través del dólar contado con liquidación (CCL), que se encuentra en torno a los $1.222. Este diferencial del 14,6% es una de las herramientas utilizadas por el Gobierno para mantener bajo control la brecha cambiaria.
Sin embargo, hay incertidumbre sobre el futuro de este mecanismo. Domingo Cavallo, exministro de Economía y referente del modelo de convertibilidad en los años ’90, sugirió la eliminación del dólar blend (esquema de liquidación parcial al CCL) y liberar completamente el dólar financiero. Esta propuesta es vista por algunos sectores como una opción para atraer inversiones y mejorar la competitividad, aunque también conlleva riesgos en términos de volatilidad y presión sobre la brecha cambiaria.
El dilema del mercado: estabilidad o incertidumbre
A pesar de la confianza que el Gobierno transmite sobre el esquema actual, en los mercados financieros persiste la pregunta de si el FMI brindará dólares frescos suficientes para mantener el control del tipo de cambio en un país con una matriz económica históricamente dependiente de la entrada de divisas.
Los operadores coinciden en que la incertidumbre es un factor de riesgo mayor que la aplicación de políticas poco ortodoxas. «Incierto es peor que malo», repiten en la City, dejando en claro que la falta de definiciones genera preocupación.
En este sentido, una de las principales dudas es si el ajuste mensual del dólar oficial en un 1% continuará o si se adoptará una estrategia más flexible. Caputo evitó dar una respuesta concreta al respecto en su última aparición en los medios, lo que mantiene las especulaciones abiertas.
Un nuevo escenario para las inversiones
El Gobierno de Milei insiste en que su estrategia económica apunta a atraer inversiones extranjeras, pero para que eso ocurra, las empresas internacionales necesitan garantías de que podrán ingresar y retirar divisas sin restricciones. En este sentido, los dólares del FMI destinados a sanear los pasivos del Banco Central podrían ser claves para avanzar en este objetivo.
Por otro lado, el riesgo de que la relación con el FMI se vuelva más exigente también es un factor a considerar. Si bien el organismo ha mostrado predisposición a negociar con la administración de Milei, cualquier incumplimiento de las metas fiscales podría derivar en nuevas exigencias o en un endurecimiento de las condiciones de financiamiento.