Sin lugar a dudas, se trata de uno de los periodistas más importantes, queridos y populares de nuestro país. Y es que Sergio Lapegüe ha sabido muy bien de qué manera ganarse el cariño del público que actualmente lo siguen a través de la pantalla de América TV.
Allí, se contó una historia que paralizó a todos. «Nos metemos con una historia que está muy en discusión. Vecinos que se hartan, se cansan y deciden reaccionar de forma individual. La justicia por mano propia. Hubo un caso en donde estaban asaltando a un hombre, su yerno vio la movida y salió en persecución de estos ladrones», aseveró Mauro Szeta.
«Atropelló y mató a uno de ellos, pero también mató a un ciudadano inocente. Era un laburante que nada tenía que ver con el robo. Es un acto muy grave que tiene que ver con lo negativo de ejercer la justicia por mano propia. Pasás a ser un homicida también», dijo el comunicador.
«Mató a un inocente que caminaba por la calle. Mató a un ladrón, la justicia entiende que hay una defensa por mano propia, algo discutible, pero además lo mató a Javier, que era un laburante. En el momento en el que Javier terminó envestido el delincuente lo estaba usando para escapar en la misma moto», apuntaron delante de Sergio Lapegüe.
Fue allí cuando se escuchó la palabra de la esposa de la víctima. «Lo tomó de rehén a mi marido, lo apuntó. Él frenó, se le subió atrás, le puso el arma y le dijo ‘sacame de acá, sacame de acá’. Eso me lo contó mi marido antes de entrar al quirófano. La camioneta lo pasó por encima. Este delincuente le salió al cruce y lo apuntó. El delincuente subió atrás. A mi marido no le quedó otra», aclaró.
«No le importó nada a ese asesino. Hoy mi marido está muerto, no lo tengo. Mi marido salió a comprar milanesas, no tenía nada que ver. Agonizó tres días en el hospital. Lo quebró todo. Un desastre le hizo. Yo hablé con él antes de entrar al quirófano y él me prometió que iba a volver y no volvió nunca más. Al otro día le dio un infarto cerebral. Después nos dijeron que tuvo muerte cerebral. Nunca salió del peligro. Desde el primer momento el traumatólogo estaba muy grave», dijo entre lágrimas, completamente desconsolada.
