La votación de la Corte Suprema contra el pedido de licencia extraordinaria de Ariel Lijo, que condicionó su posible asunción como juez del máximo tribunal a la renuncia de su cargo en Comodoro Py, generó sorpresa y malestar en la Casa Rosada. La decisión fue interpretada como un revés inesperado, especialmente porque contó con el voto en contra de Manuel García Mansilla, el académico que fue propuesto por Javier Milei y recientemente asumió como el cuarto miembro del cuerpo.
Desde el entorno del Presidente, al conocer la información publicada en los medios, algunos funcionarios pusieron en duda la concreción de la votación en ese momento. Sin embargo, con el correr de las horas, el Ejecutivo se vio obligado a asumir la decisión judicial y su impacto en la estrategia política para completar la Corte.
La reacción del Gobierno y el futuro de Lijo
Tras el fallo adverso, el Gobierno confirmó que sostendrá el pliego de Lijo como candidato a la Corte Suprema y que seguirá buscando los votos necesarios en el Senado. La negativa de la Corte a otorgar la licencia obligaría al magistrado a renunciar a su cargo actual si pretende asumir en el máximo tribunal, algo que, según trascendió, no estaría dispuesto a hacer sin la garantía de su nombramiento.
Durante 11 meses, los operadores políticos de Milei intentaron avanzar con la designación de Lijo y García Mansilla en el Senado, pero solo lograron que el pliego del juez federal obtuviera dictamen en la Comisión de Acuerdos, con apoyo de una parte del bloque de Unión por la Patria. La votación en el recinto se frustró en varias ocasiones, en parte por las negociaciones inconclusas con la oposición y en parte por el contexto político general.
El oficialismo confía en que, tarde o temprano, el kirchnerismo cederá y permitirá la designación de Lijo. En caso contrario, especulan con extender el plazo del nombramiento en comisión de García Mansilla hasta después del 10 de diciembre, cuando se renueve la composición del Senado tras las elecciones legislativas.
Un fallo que alteró la estrategia oficialista
La votación de la Corte Suprema contra el pedido de licencia de Lijo tuvo un impacto significativo en el Ejecutivo, que apostaba a su designación para reforzar su influencia en el Poder Judicial. La resolución se definió por tres votos contra uno, con el respaldo de Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y García Mansilla.
El resultado generó confusión en el Gobierno, ya que se descontaba que Ricardo Lorenzetti apoyaría el pedido de Lijo, dado su respaldo previo a su candidatura. Sin embargo, hasta las primeras horas de la tarde no se había confirmado su postura en la votación.
Desde la Casa Rosada esperaban que García Mansilla, al haber sido designado en comisión junto a Lijo en el mismo decreto presidencial, al menos se abstuviera. Sin embargo, su decisión de votar en contra evidenció una fractura en la estrategia del oficialismo.
El impacto en el Senado y la disputa política
Con la licencia de Lijo rechazada, el Senado podría ser el nuevo escenario de disputa entre el oficialismo y la oposición. Desde la Cámara alta ya se evalúa convocar una sesión especial para tratar los pliegos de ambos jueces.
El Gobierno sostiene que el Senado no tiene facultades para revertir las designaciones en comisión de Lijo y García Mansilla, y que ambos deben desempeñarse en la Corte hasta que concluya el actual período legislativo en 2026. Sin embargo, con el fallo adverso, la situación de Lijo se diferencia de la de García Mansilla, quien ya juró como juez del máximo tribunal.
Desde el oficialismo argumentan que la votación de la Corte Suprema no afecta la candidatura de Lijo en el Senado y que, en última instancia, será decisión del propio juez federal si renuncia a su cargo en Comodoro Py para asumir en la Corte o espera a que el Congreso apruebe su designación.
Las tensiones en el Poder Judicial y el futuro de la Corte
El rechazo de la Corte Suprema al pedido de licencia de Lijo podría modificar la dinámica interna del máximo tribunal. En el Gobierno se preguntan si este fallo anticipa una nueva mayoría conformada por Rosatti, Rosenkrantz y García Mansilla, o si las votaciones futuras dependerán del tema en cuestión.
Un alto funcionario del oficialismo analizó la situación: «Estamos convencidos de que la mayoría puede cambiar según el tema. Hay asuntos de fondo en los que Rosatti y García Mansilla, por sus perfiles, probablemente no van a votar juntos».