A contramano del endurecimiento gremial, el Ejecutivo nacional intentará retomar canales de diálogo con sectores de la Confederación General del Trabajo (CGT), a pesar del anuncio de un paro general para el 10 de abril y una seguidilla de protestas callejeras que marcan el tono del conflicto sindical con la gestión de Javier Milei.
Mientras la central obrera se alista para movilizarse este lunes en el marco del Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia, junto a partidos de izquierda, movimientos sociales, agrupaciones universitarias y docentes, el oficialismo observa con atención la creciente coordinación del sindicalismo tradicional con actores como la UTEP, que lidera Juan Grabois, en un frente común que, en los hechos, refuerza el músculo opositor en las calles.
El paro general y un plan de lucha en expansión
Tras sumarse a las recientes manifestaciones en favor de los jubilados, donde los sindicatos comenzaron a tener una presencia más activa, la CGT anunció un nuevo paro nacional para el próximo 10 de abril. La medida contará con la adhesión de gremios estratégicos del transporte, por lo que afectará el funcionamiento de trenes, colectivos y subtes. La jornada también será acompañada por las organizaciones sociales nucleadas en la UTEP, como el Movimiento Evita, la CCC, Barrios de Pie, el MTE y el Frente Darío Santillán.
La conducción tripartita de la CGT, integrada por Héctor Daer (sanidad), Carlos Acuña (estaciones de servicio) y Pablo Moyano (camioneros), decidió avanzar con esta medida en conjunto con las organizaciones piqueteras, a pesar de las diferencias internas dentro del propio sindicalismo tradicional. Incluso referentes como Luis Barrionuevo (UTHGRA) y Omar Maturano (La Fraternidad) objetaron que la decisión se tomara en una reunión conjunta con la UTEP, sin consultas previas a sectores gremiales más moderados.
El Gobierno busca contener, pero sin grandes expectativas
En Balcarce 50, la evaluación oficial apunta a que la CGT respondió a una presión creciente de sectores más radicalizados y perdió margen para moderar su postura. “Hubo una sobrerreacción. Distintos actores los empujaron a adoptar una actitud más agresiva”, reconoció un funcionario con acceso directo al despacho presidencial.
El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, será el encargado de tender nuevos puentes con los gremialistas considerados dialoguistas, aunque en su entorno admiten que es poco probable que puedan revertirse las medidas ya anunciadas. “Ellos tomaron una decisión producto de las circunstancias. Cancelar o postergar el paro hoy parece improbable”, afirmó una fuente de la Jefatura.
Uno de los pocos dirigentes que aún mantiene contacto fluido con la Casa Rosada es Gerardo Martínez, titular de la UOCRA. Si bien también apoya la huelga, su figura es clave para evitar una escalada mayor del conflicto sindical. Hasta ahora, sin embargo, no fue convocado por el Gobierno para mediar en la nueva etapa de tensiones.
Reclamos económicos y presión sobre el Congreso
En la última reunión del consejo directivo de la CGT, celebrada en la histórica sede de Azopardo 802, los dirigentes reclamaron medidas urgentes en el plano económico. Exigieron la reapertura de las negociaciones paritarias sin topes, mejoras para las asignaciones familiares y un aumento real para los jubilados. También respaldaron el tratamiento legislativo de un eventual bono de $760.000 para jubilados y denunciaron los operativos policiales durante las protestas frente al Congreso.
“Queremos discutir libremente paritarias. Exigimos una actualización de las asignaciones familiares, medidas concretas para la industria, y una mejora para los jubilados que están en situación crítica”, resumió Daer.
Desde la UTEP, su secretario general Alejandro Gramajo valoró la decisión de la CGT de avanzar en un paro unificado con sectores populares. En el oficialismo, sin embargo, creen que esa confluencia revela el objetivo político de desgastar al Gobierno a través de una estrategia sostenida de movilización callejera y presión legislativa, a la que no son ajenos sectores del peronismo y la izquierda.