El enfrentamiento entre el diputado radical Facundo Manes y el asesor presidencial Santiago Caputo durante la apertura de sesiones legislativas en el Congreso sigue generando repercusiones en la arena política. Mientras el oficialismo busca avanzar en sus reformas estructurales, parte de la oposición intenta amplificar el episodio, desviando la atención de los temas centrales del debate parlamentario.
Una de las voces que se sumó a la controversia fue la exdiputada Graciela Camaño, quien expresó su solidaridad con Manes y calificó el incidente como «violencia política inaceptable». Sin embargo, desde el Gobierno nacional no tardaron en responderle, trayendo a la memoria un episodio de su propia trayectoria legislativa: la cachetada que le propinó al entonces diputado kirchnerista Carlos Kunkel en 2010, en plena sesión parlamentaria.
El vocero presidencial, Manuel Adorni, fue contundente al recordarle a Camaño su pasado en el Congreso. «Estimada Graciela: más allá de su solidaridad con una circunstancia inexistente, le dejo este recuerdo de su paso por la Cámara de Diputados: muy grave… muy grave. Fin», escribió en su cuenta de X, acompañado del video en el que se ve a la exdiputada cruzar el recinto, enfrentar a Kunkel y propinarle un golpe que quedó registrado en la historia política argentina.
El episodio que marcó a Camaño
El 17 de noviembre de 2010, en medio de una tensa discusión en la Cámara de Diputados sobre el presupuesto kirchnerista, Kunkel lanzó una serie de acusaciones contra la oposición y elevó el tono de sus reproches. En ese contexto, Camaño se levantó de su banca, atravesó el recinto y le propinó un derechazo en el rostro, generando un silencio absoluto en la sala.
Aquel hecho, que sucedió apenas 20 días después del fallecimiento de Néstor Kirchner, marcó un antes y un después en la imagen de Camaño dentro del Congreso. En declaraciones posteriores, intentó justificar su reacción alegando que había sido víctima de constantes ataques por parte del diputado oficialista. «Me cansó. Estuve aguantándolo todo el año», dijo en aquel entonces.
Con el tiempo, la exdiputada reconoció que aquel acto no fue una reacción adecuada. «No sé qué me pasó. Todavía trato de encontrarle explicación. Yo no soy esa persona. No resuelvo mis conflictos así porque Dios me dotó de una buena lengua para discutir», expresó años después en una entrevista radial.
El Gobierno refuerza su enfoque en las prioridades
Desde el oficialismo han optado por no dar mayor relevancia al cruce entre Manes y Caputo, argumentando que se trata de un episodio menor en comparación con los desafíos reales que enfrenta el país. La estrategia es clara: evitar caer en discusiones estériles y mantener el foco en la agenda de reformas que busca reordenar la economía y avanzar en la transformación del Estado.
Fuentes del Gobierno sostienen que «hay sectores de la oposición que intentan instalar debates sin sustancia para distraer a la sociedad de las verdaderas prioridades». En este sentido, destacan que mientras algunos dirigentes ponen el énfasis en un intercambio de palabras en el Congreso, el Ejecutivo está enfocado en la reducción del gasto público, la estabilización económica y el fortalecimiento institucional.
«La gente está preocupada por la inflación, la seguridad, el empleo y el rumbo económico. No por quién le muestra la Constitución a quién en el Congreso», señalaron allegados a la Casa Rosada, reafirmando que la gestión de Milei no perderá tiempo en discusiones que no aportan soluciones concretas a la ciudadanía.
Además, remarcaron que el presidente ya dejó en claro sus objetivos durante la apertura de sesiones: avanzar en un acuerdo con el FMI, profundizar la reducción del déficit fiscal y encarar una transformación del Estado que permita recuperar la competitividad del país.