En la actualidad, Japón ocupa el quinto lugar entre los mayores importadores de vino del mundo, con unos 30 millones de consumidores. Sin embargo, la cantidad de vino que ingresa al país nipón no ha disuadido a los viticultores japoneses de elaborar su propio vino en escala local, de modo que el número de bodegas del país se ha triplicado en la última década. Muy pocos de estos vinos se exportan, pero los visitantes los encontrarán fácilmente en restaurantes y tiendas.
Contrario a la tendencia imperante en muchos países, los principales entusiastas del vino son las generaciones más jóvenes, de acuerdo con la empresa de investigación Wine Intelligence. En virtud de ello, Japón ha adoptado tendencias como el vino natural. Por su parte, una clientela joven y de mente abierta significa que los viticultores no necesitan apoyarse en variedades de uva conocidas para satisfacer a sus clientes.
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Las uvas no representan una novedad en Japón; los santuarios de la zona de Kashiwara, en las afueras de Osaka, tienen decoraciones de racimos de uvas que datan de hace 1.300 años. Pero el nacimiento del vino japonés moderno está ligado a la Restauración Meiji de 1868; bajo el nuevo gobierno, hace 150 años se plantaron viñedos en Yamanashi, a una hora aproximadamente al suroeste de Tokio, y se enviaron investigadores a Borgoña para estudiar enología.
Las uvas Koshu
La variedad de uva autóctona de Japón, Koshu, está ganando popularidad en los mercados occidentales, en particular en el Reino Unido y los Estados Unidos. En coincidencia con los gustos y las tendencias actuales, esta uva se caracteriza por su bajo contenido de alcohol y su carácter delicado y semiaromático. La Koshu es versátil y se utiliza para producir una variedad de vinos, incluidas variedades espumantes y naranjas. Los mejores ejemplares de la uva están recibiendo reconocimiento internacional, como Tomi Koshu 2022 de Suntory, que ganó el premio Best in Show en los Decanter World Wine Awards de 2024. Por su parte, el viñedo Koshu Misawa de Grace Wine también obtuvo una alta puntuación en la misma competencia.
La Koshu se cultiva en Japón desde hace siglos, principalmente en la prefectura de Yamanashi, que ostenta el 95% de su producción. Esta región, situada en cercanías del monte Fuji, es conocida por sus suelos volcánicos y a menudo se la conoce como la «patria de las frutas» de Japón. Se cree que los orígenes de la uva se remontan a China, tras haber arribado a través de la Ruta de la Seda. El nombre de koshu se deriva del antiguo reino de Kai, ahora Yamanashi.
El carácter legendario japonés ofrece dos historias sobre el descubrimiento de las Koshu. Una de ellas trata de un monje llamado Gy?ki, quien, durante el período Nara, soñó con un Buda sanador que sostenía uvas. Más tarde encontró una vid y la utilizó con fines medicinales. Otra historia, de 1186, habla de un aldeano llamado Kageyu, que descubrió una especie de uva silvestre y la cultivó, presentándosela finalmente al primer sh?gun del gobierno de Kamakura.
Características de la vinificación
La Kusho era principalmente una uva de mesa hasta 1870, cuando un monje y un hombre de negocios comenzaron a elaborar vino después de observar a los occidentales tomando aquella bebida en Yokohama. Usaban una prensa manual de madera y barriles de sake para almacenarlo. En 1877, Katsunuma había establecido una empresa vitivinícola y envió una misión de pioneros a Francia con el objetivo de estudiar viticultura. Es precisamente ello lo que marcó el inicio de la vinificación moderna en Japón.
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En 2004, la investigación de ADN de la UC Davis confirmó que la Koshu era vitis vinifera, lo que confirma su odisea desde Europa a Japón a través de China. Yamanashi produce la mayoría de las uvas koshu, con 3300 toneladas reportadas en 2018. El clima de la región, con más de mil milímetros de lluvia anual, plantea desafíos para el control del rendimiento. Los métodos tradicionales de conducción de la vid, como el sistema de pérgola en forma de X, se utilizan para manejar estos desafíos. Las técnicas modernas, como la colocación vertical de los brotes, también están siendo exploradas por productores como Grace Wine y Suntory.
Cuando se añeja sobre lías o en barricas usadas, el vino Koshu desarrolla mayor cuerpo y profundidad. El contacto prolongado con la piel puede revelar características de frutos rojos y un tono anaranjado. Los enólogos tienden a evitar el exceso de roble nuevo para preservar la elegancia de la uva. El Koshu combina bien con mariscos y platos japoneses ricos en umami, como sushi y tempura, lo que lo convierte en una opción natural para este tipo de platos.