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POLÍTICA

La CGT teme las represalias del Gobierno nacional, pero avanza con el tercer paro general de la gestión de Javier Milei

El temor de los dirigentes se fundamenta en posibles restricciones financieras con auditorías en las obras sociales.

CGT

El enfrentamiento entre el Gobierno y la Confederación General del Trabajo (CGT) entra en una nueva fase de tensión. La central obrera confirmó que realizará su tercer paro general en abril, mientras crece la preocupación entre los sindicalistas por posibles represalias de la Casa Rosada.

El exdialoguista Héctor Daer (Sanidad) fue el encargado de anticipar la medida, que marca un endurecimiento de la postura sindical. Sin embargo, dentro de la CGT no todos están convencidos de la estrategia. Entre los dirigentes que dudan en avanzar con la protesta, prevalece el temor a que el Gobierno de Javier Milei reprima financieramente al sindicalismo con auditorías en las obras sociales.

“Ahora Milei le va a dar luz verde al proyecto de Martín Tetaz y a la Superintendencia de Servicios de Salud para que inicie inspecciones en Camioneros, la UOM, la UTA y otros gremios con sus cuentas en rojo”, advirtió un dirigente cegetista en diálogo con Infobae. La posibilidad de que el Gobierno apunte a la estructura económica de los sindicatos genera inquietud en los sectores más pragmáticos de la CGT, que temen que las auditorías sean utilizadas como mecanismo de presión.

Milei y su plan de ofensiva contra el sindicalismo

El Gobierno tiene herramientas para acorralar a los sindicatos, y una de ellas es el proyecto de Democracia Sindical, conocido como “Ley Tetaz”, que busca limitar la reelección indefinida de los líderes sindicales, eliminar la cuota solidaria en los convenios, exigir declaraciones juradas a los dirigentes y establecer controles sobre las obras sociales sindicales.

El oficialismo confía en que, si obtiene un mayor caudal legislativo en las elecciones de octubre, podrá avanzar con reformas que modifiquen el poder sindical. Desde la CGT lo saben y ven en el paro una respuesta anticipada para resistir el avance del Gobierno sobre sus estructuras.

De dialoguista a opositor: el giro de Daer y el peso de CFK

Hasta hace poco, el ala moderada de la CGT mantenía una estrategia de diálogo con el Ejecutivo. Sin embargo, el desgaste del Gobierno y el avance de Milei contra el sindicalismo aceleraron un cambio de postura.

Uno de los ejemplos más evidentes es el viraje de Héctor Daer, quien pasó de ser el principal negociador de la central obrera a un referente de la oposición sindical. Según fuentes cegetistas, este cambio habría sido impulsado por el kirchnerismo, en particular por Cristina Kirchner, a través de los dirigentes Abel Furlán (UOM) y Guillermo Moser (Luz y Fuerza). Ambos habrían presionado a Daer en una reunión de la mesa chica de la CGT para que abandone una estrategia “temerosa y blanda” ante el Gobierno.

El rol del FMI y las disputas internas en la CGT

En su giro hacia la confrontación, Daer argumentó que el Fondo Monetario Internacional (FMI) exige como condición para cerrar un acuerdo con la Argentina la reforma laboral y la eliminación de las paritarias, algo que fue desmentido por Cristian Jerónimo (Vidrio), quien asistió junto a Gerardo Martínez (UOCRA) a un encuentro con Kristalina Georgieva en Washington.

Por ahora, Martínez se mantiene como el último gran dialoguista dentro de la CGT. Según fuentes cercanas al líder de la UOCRA, su estrategia no es rechazar el paro, sino “fijar coordenadas para que las reacciones del Gobierno no sean letales contra la estructura sindical”.

El dilema del Gobierno: enfrentar o negociar con la CGT

Dentro del Gabinete Nacional, también hay posiciones encontradas sobre cómo gestionar el conflicto con la CGT. Mientras Guillermo Francos y Julio Cordero advierten sobre los riesgos políticos de un enfrentamiento frontal, otros sectores del oficialismo ven en la pelea con el sindicalismo una oportunidad para reforzar su imagen ante la opinión pública.

A pesar del endurecimiento cegetista, hay dirigentes que se mantienen al margen de la protesta. Armando Cavalieri (Comercio), un histórico del sindicalismo, no envió representantes a las reuniones de la CGT y mantiene contacto con dirigentes libertarios. Aunque ha manifestado críticas a la gestión de Milei, sigue evitando la confrontación directa.

La sorpresiva reaparición de Hugo Moyano

Otra señal del cambio de escenario fue la participación de Hugo Moyano en las reuniones del ala dura de la CGT, donde se decidió avanzar con el paro. Su presencia llamó la atención, dado que en los últimos años se había alejado de la conducción cegetista.

Moyano está en medio de una negociación paritaria y busca una suba salarial del 9% al 10% para el período marzo-mayo, una cifra que supera los parámetros del Ministerio de Economía. En caso de que la Secretaría de Trabajo no homologue el acuerdo, podría retomar una postura más combativa, sumándose a la estrategia de su hijo Pablo Moyano.

En el gremio de Camioneros también hay preocupación por las auditorías del Gobierno, especialmente porque su obra social enfrenta serios problemas financieros y está gerenciada por una empresa vinculada a Liliana Zulet, esposa de Moyano.

Luis Barrionuevo, el gran ausente

Uno de los dirigentes que se mantiene en silencio es Luis Barrionuevo (Gastronómicos). Su representante en la CGT, Carlos Acuña (estaciones de servicio), no asistió a las reuniones donde se definió la huelga, lo que deja entrever un distanciamiento con la estrategia de Daer y los Moyano.

Barrionuevo convocó para el martes a una reunión con su sector para definir su postura. Su decisión podría ser clave para determinar el impacto real del paro, ya que su gremio cuenta con una gran cantidad de afiliados en el sector gastronómico y hotelero.