Tras un 2024 marcado por dificultades, el sector automotriz muestra signos de recuperación y se proyecta una venta de 550.000 unidades en 2025. Sin embargo, persisten obstáculos que afectan la competitividad, como el impacto del dólar barato, la eliminación de aranceles para importar y un RIGI insuficiente para atraer inversiones.
Uno de los factores que generan preocupación es la situación de Brasil. La devaluación del real favorece sus exportaciones y afecta la competitividad de los autos fabricados en Argentina, que depende en gran medida de ese mercado. En este contexto, los ejecutivos de Renault Thierry Charvet y Luiz Fernando Pedrucci visitaron Córdoba y analizaron el panorama junto a Pablo Sibilla, presidente de la filial local.
Presión fiscal y el desafío de la competitividad
Uno de los mayores retos del sector automotriz es mejorar su competitividad. Pablo Sibilla, destacó que la pick-up Niágara, que se fabricará en Argentina, debe ser altamente competitiva, ya que entre el 60% y el 70% de su producción estará destinada a la exportación. «Competimos con marcas chinas que tienen precios agresivos y desarrollos más rápidos. Para igualar condiciones, es clave reducir la presión fiscal sobre las exportaciones», explicó.
El Gobierno de Javier Milei implementó medidas para mejorar la situación, como la eliminación del impuesto PAIS y la reducción de impuestos internos. Estas acciones permitieron bajar la carga fiscal sobre los autos exportados del 24% al 14%. A pesar de esto, la industria sigue reclamando ajustes adicionales para alcanzar niveles de competitividad similares a los de hace dos años.
El impacto de la rebaja de impuestos en los precios
La reducción de impuestos tuvo un efecto directo en los precios. Según Sibilla, cuando el Gobierno bajó tributos, las automotrices respondieron reduciendo los valores de los autos, incluso absorbiendo costos de unidades que ya estaban en stock. «Nos pidieron pruebas y las dimos: cuando bajaron un impuesto, bajamos los precios», aseguró.
A pesar de estos esfuerzos, el mercado interno sigue afectado por la alta carga impositiva. «Los clientes se quejan porque un auto cuesta menos en otros países, y tienen razón. En Argentina, el 54% del precio final de un vehículo corresponde a impuestos», afirmó Sibilla.
El futuro de la industria automotriz en Argentina
El sector mantiene expectativas de crecimiento, pero enfrenta un escenario desafiante. La recuperación económica y la mejora de los indicadores son factores positivos, pero la industria necesita mayor previsibilidad y condiciones más favorables para competir con Brasil y otros mercados.
«Invertimos 350 millones de dólares en la producción de Niágara porque creemos en el potencial del país, pero si el auto que sale de la línea de montaje no es competitivo, no lo van a comprar en Brasil, México, Chile ni Colombia», advirtió Pedrucci. La clave estará en seguir mejorando la competitividad, reduciendo costos y garantizando estabilidad en el mediano plazo.