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POLÍTICA

La Justicia Electoral mostró preocupación por la falta de capacitación en el sistema de Boleta Única de Papel (BUP)

Especialistas advierten que podría incrementarse el voto nulo y en blanco entre un 3% y un 5%.

Boleta

La Justicia Electoral encendió luces de alerta por la falta de capacitación y recursos ante el debut nacional de la Boleta Única de Papel (BUP), que se aplicará en las elecciones legislativas de octubre de 2025. En los tribunales especializados advierten que sin un esquema claro de formación para autoridades de mesa y votantes, podrían incrementarse los votos nulos y en blanco entre un 3% y un 5%.

El nuevo esquema fue reglamentado mediante el Decreto 1049/2024, firmado por el jefe de Gabinete, Guillermo Francos. La norma reemplaza las tradicionales boletas partidarias por una única hoja con todos los candidatos de todas las fuerzas. El elector deberá marcar su preferencia con una cruz.

Aunque el sistema promete mayor equidad y transparencia —según lo planteado por el oficialismo, el PRO y la UCR—, en provincias donde ya se implementó, como Santa Fe o Córdoba, se detectó una suba de votos inválidos, especialmente en categorías legislativas o municipales. Esa experiencia encendió las alarmas en la Cámara Nacional Electoral.

Sin fondos para capacitar

Desde el Gobierno ya advirtieron que no habrá recursos extra para encarar una campaña de capacitación. La preocupación crece en la Justicia Electoral, donde remarcan que la implementación de la BUP requiere no solo tiempo y formación, sino también presupuesto para reforzar la logística.

La situación se complica aún más por los recortes que afectan al Correo Argentino —responsable de casi toda la distribución de material electoral— y a la Casa de la Moneda, encargada de imprimir padrones y planillas. El ajuste financiero impacta en la operatividad básica de los comicios y abre un nuevo frente en la organización electoral.

Entre ventajas prometidas y dudas persistentes

Los impulsores de la BUP argumentan que el nuevo formato reducirá el robo de boletas, el “voto cadena” y otras prácticas vinculadas al clientelismo, como la entrega de bolsones o electrodomésticos junto con boletas partidarias. En teoría, la Boleta Única evita esas maniobras al centralizar la oferta electoral en una sola hoja.

Pero jueces y especialistas advierten que el sistema exige un esfuerzo adicional por parte del votante. Si se marca más de una opción en una misma categoría o se deja un espacio vacío sin querer, el voto se anula. La experiencia internacional y local muestra que ese tipo de errores es frecuente en los primeros comicios con este formato.

En algunos distritos, los votos nulos y en blanco superaron el 20%. Si se suma el ausentismo, se reduce de forma significativa la participación electoral, afectando la legitimidad del proceso.

Dificultades operativas

El diseño de la boleta, con franjas horizontales por categoría y columnas por agrupación política, incluye además fotos, siglas y logos de los principales candidatos, así como medidas de seguridad como sellos de agua y talones troquelados. Todo esto encarece la impresión y complica la distribución.

En provincias con listas extensas como Buenos Aires o Córdoba, el hecho de que no figuren todos los nombres puede generar confusión. Los partidos deberán imprimir materiales complementarios para difundir a sus candidatos, lo que en la práctica contradice el objetivo de simplificación.

Además, habrá que evitar posibles anulaciones por marcas adicionales, que pueden ser producto de errores involuntarios o manipulaciones intencionales.