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SOCIEDAD

Los vinos de Suiza: la inesperada revelación en una cata a ciegas

En muchas ocasiones, las propuestas de cata suponen una gran oportunidad para trascender a la tan rigurosa tradición del universo vitivinícola.

Vinos de Suiza

No es habitual que una persona se detenga a pensar en los vinos de Suiza considerando la apabulladora impronta de otros países europeos como pueden ser Italia, España, Francia o, incluso, Alemania. Sin embargo, si se considera el terroir y la geografía, Suiza es un país que tiene profundos vínculos con los dos últimos ejemplos. Es así que las catas a ciegas suponen una ocasión ideal para los países menos hegemónicos en términos vinícolas en términos de demostrar de manera objetiva que sus vinos están a la altura de la primera línea de vinos europeos.

Una cata a ciegas de vino constituye una verdadera experiencia sensorial en la cual los participantes prueban distintos tipos de vino desconociendo todo acerca de su identidad o su etiqueta. A lo largo de la cata, los vinos se presentan en copas de tonalidades opacas o recubiertas con el objetivo de disimular su aspecto visual. Ello habilita a los catadores a enfocarse exclusivamente en las características sensoriales del vino, tales como pueden ser el aroma, sabor, textura o el cuerpo.

Prácticas de este estilo desafían a los consumidores a depositar toda su confianza en los sentidos y evaluar los vinos de un modo objetivo, carente de influencias externas tales como la marca, la región vitivinícola o el costo. La cata a ciegas fomenta el enfoque, el estudio y el intercambio entre otros participantes, quienes intercambian sus impresiones y consideraciones acerca de cada vino catado.

Más allá de ser una ocasión divertida y educativa, contribuye a desarrollar habilidades sensoriales, como así también el arte de apreciar el vino, fomentando el descubrimiento de nuevos sabores, variedades y estilos que quizás, de otro modo, no hubiesen considerado jamás.

Los acontecimientos en Francia

Concretamente, el equipo italiano fue quien se hizo con la competición celebrada el pasado sábado en el Château Dauzac, en la región francesa de Médoc, ubicado por delante de Suiza y Taiwán, quienes empataron en el podio. En suma, un total de treinta y nueve países se debatieron el título.

La delegación suiza presentó la particularidad de estar conformada de manera íntegra por personas del cantón de Vaud: Sylvie Camandona, ex trabajadora de la Cave de La Côte; Rodrigo Banto, enólogo de esa misma bodega que trabaja a la par del director técnico, Christian Gfeller; y François Vuille, máster en enología y delegado cantonal para la transición energética. Estos entusiastas del vino clasificaron el mes de junio del año pasado luego de proclamarse campeones suizos en una competición celebrada en el Château de Châtagneréaz, en Mont-sur-Rolle.

Entrevistada el pasado lunes en la radio pública suiza RTS, Camandona manifestó su sorpresa por este sobresaliente desempeño. «Quizás esperábamos terminar entre el top tres, pero no esperábamos quedar en el segundo lugar», confesó. El resultado es un testimonio del arduo trabajo del equipo, que se reunía una vez a la semana para entrenar. Camandona explicó que el grupo supo aprovechar su conexión y pasión compartida. «Cabe mencionar que también somos amigos. Eso ayuda, porque disfrutamos estando juntos», declaró Camandona.

Detalles del vino suizo

El caso de este país, que contra el sentido común, es un gran importador de vinos de calidad, responde a una política empresarial particular a la hora de dar a conocer vinos de Suiza en el exterior. Este panorama, sin embargo, estuvo cambiando durante los últimos años con el objetivo de ofrecer especialmente vinos blancos frescos y agradables, los más reconocibles de los cuales proceden de la región del Valais, en el lado francés. Al no ser integrante de la Unión Europea, Suiza no responde a la normativa comunitaria, de modo tal que cada uno de los cantones está habilitado a regular y categorizar sus vinos.

De acuerdo con las cifras del año 1978, el viñedo suizo abarca 13.500 hectárreas y produce alrededor de un millón de hectolitros. Tal cifra supone el 0,3% de la cosecha mundial, en una superficie que equivale a apenas un 0,13% de los viñedos a nivel mundial. La dimensión media por propiedad se sitúa entre una y tres hectáreas, y la cepa principal de Suiza es la Chassela, una variedad usualmente considerada de mesa.

Debido a su altitud (500 metros y más) y su latitud (46º-47º Norte), el viñedo suizo se ubica casi en el límite septentrional del cultivo de la vid, es decir, es prácticamente marginal. Por tal razón, la desacidificación y la capitalización se practican allí de manera legal en muchas regiones. Las zonas vitícolas más importantes se ubican en Valais, Vaud, Ginebra y Neuchâtel. El cantón de Tesino tiene, asimismo, parcelas y el resto se dispone a lo largo del valle superior del río Rhin.