Jubilados y militantes opositores al Gobierno marcharon este miércoles al Congreso. A diferencia de la semana pasada, la manifestación se desarrolló sin los enfrentamientos ni la represión. En esta ocasión, los disturbios fueron mínimos, con algunos forcejeos y corridas, pero sin que la situación escalara, además la convocatoria fue menor a la anterior.
La diferencia más notable fue la ausencia de hinchas de fútbol, identificados como barrabravas en la protesta anterior. Esta vez, el protagonismo lo asumieron los sectores políticos, como la agrupación kirchnerista La Cámpora, y los sindicatos, con las dos CTAs a la cabeza. La CGT, en cambio, tuvo una presencia más discreta.
El Plenario de Trabajadores Jubilados pidió la renuncia de Bullrich
En la Plaza del Congreso, el Plenario de Trabajadores Jubilados organizó un acto improvisado. Los participantes exigieron la renuncia de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y solicitaron a la CGT que convoque a un paro general. Este paro está previsto para el próximo mes, aunque aún no se ha definido la fecha.
Además, los manifestantes aprovecharon para mostrar su apoyo al fotógrafo Pablo Grillo, herido la semana pasada por un disparo de la Gendarmería Nacional. Durante la marcha, se vieron varias consignas de solidaridad con Grillo, quien ha mostrado mejoras en su estado de salud.
El operativo de seguridad estuvo muy presente
Aunque la protesta fue más tranquila, el operativo de seguridad fue masivo. Más de 2.000 efectivos, entre policías de la Ciudad y fuerzas federales, se desplegaron en los alrededores del Congreso para evitar incidentes similares a los de la protesta anterior. El Gobierno, para prevenir nuevos disturbios, valló la zona desde la noche del martes, impidiendo que los manifestantes se acercaran demasiado al Parlamento.
Marcha o violencia: no es lo mismo.
— Patricia Bullrich (@PatoBullrich) March 19, 2025
Alterar el orden público y la vida democrática es un delito federal. Si hay violencia, alejarse. Las Fuerzas actuarán. pic.twitter.com/GpUNe2RvJp
Además, el Gobierno de Javier Milei aplicó parcialmente el protocolo antipiquetes, lo que significó la interrupción del tráfico en varias calles del centro porteño. Agentes de tránsito estuvieron a cargo de esta tarea, con el fin de evitar que se repitieran los enfrentamientos de la semana pasada.
Al final, los manifestantes se desconcentraron de manera ordenada. A pesar de las tensiones y las diferencias, esta protesta fue mucho más pacífica que la de la semana pasada.